miércoles, 18 de abril de 2018

DESAFÍO

"Un adolescente es una caja de sorpresas; tres primos adolescentes, son un cartucho de dinamita listo para estallar."
Así piensan nuestros padres; por eso nos mandan al campo, a la estancia, para que detonemos al aire libre sin que nadie perezca en el evento. 
Pero no hay garantías.
¡A quién se le ocurre, más que a los abuelos, traernos de vacaciones  a Santiago del Estero y hacernos dormir la siesta! Por suerte, los dos roncan a mil decibeles y hemos podido salir sigilosos hasta la tranquera.
Anoche, después del Rosario con la abuela, hubo cuentos de fogón, con  los peones más viejos… 
«Pa’ que se asusten las guaguas*»  comentaron los mayores, con risitas socarronas y desafiantes.
- Guaguas… Je… ¡Somos “La banda de la efe” (Felipe, Federico y Fernando… y feronomas) y esta será la hazaña gloriosa de las vacaciones!
 Después, se viene el rígido molde del Colegio San Miguel, al que estamos destinados por la orgullosa tradición familiar.
Desde el fondo de nuestra masculinidad arrancan blasfemias, chistes sucios, canciones prohibidas. Todo a los gritos, para que repique lejos. Para que nos oiga el diablo, y sepa que venimos a conocerlo, sin miedo a nada.
Arden las piedras y los churquis* reverberan; y también nuestras cabezas; fugados por el monte, lanzados a la búsqueda de la Salamanca y el Zupay*, no vamos a andar pensando en sombrero y cantimplora.
Un silencio poblado de siseos nos va envolviendo desde las sombras rústicas de los mistoles. Desde el oeste asoman unos nubarrones premonitorios. A cada paso, se nos apagan los gritos y los saltos y las carcajadas.
Somos un trío silencioso y fatigado el que se encuentra, de pronto, ante la boca de la cueva.
    Debe de ser esta; asomáte, Fede, a ver si ves algo.
    ¿Yo solo? ¿por qué? Vos y el Fer,  son machos como yo, creo.
Precavido, Fernando está juntando piedras… por las dudas. Y hurga el fondo del bolsillo. No; no trajo el rosario.
Lo llamemos propone Felipe. Los tres juntos. Vamos… ¡Zupay! ¡Zupay!
Y, créase o no, desde adentro de la cueva empieza a salir una polvareda sonora  de  farra y bailanta. Los árboles zarandean sus ramas espinosas y crujientes.  Zupay, una silueta negra y retorcida,  un garabato más en el paisaje, baila entre fogonazos de tormenta.  Le zapatea una chacarera a una mujer desnuda y desmelenada.
 Gritamos y aplaudimos desaforados; y, como nunca y nunca jamás, desplegamos un abanico de puteadas inimaginables.
Zupay y la mujer sacuden sus melenas. Ahora estamos bailando, con las piernas enredadas en los pelos largos y grasientos;  “patiatados”, nos van arrastrando hasta la cueva: la Salamanca. Somos tres muñecos rígidos, fascinados por la magia. 
En el repique de mil guitarras ocultas,  late el convite diabólico: “Basta ya de misas y de caridades; fuera los prohibidos y las confesiones; nada de pesares, nada de llorar; vivamos la vida, que no hay otra más”. En un ritmo frenético, la danza se trepa sobre los semitonos más agudos.  Ahogados de adrenalina, vivimos un terrible tironeo entre el miedo y el coraje. Zupay se aproxima. ¡Ahí está: la cara espantosa, los ojos ardientes, los dientes afilados, el aliento sulfuroso!
¡Ay, Diosito! ¡Pésame, Dios mío!— balbucea Felipe. —¡San Miguel Arcángel, ruega por nosotros!
Y el Fer y yo, también; ¡porque estamos pecando!, ¡por Dios!, ¡somos unos Judas! …
Y Dios nos perdona. Nos envuelve piadoso, en un remolino  fresco del huayra*;  nos libera, inánimes, sobre las piedras. Rugiendo, Zupay se encoje; la mujer se diluye. A lo lejos, en la niebla del desmayo, suenan tambores…
—Mocosos de mierda; se han “insolao” los muy pavotes—  grita el abuelo  mientras se apea de la mula. — Si no fuera por el pampero*,  los encontramos secos.  
Vino con los peones; nos dan sorbitos de agua y nos mojan la cabeza; y mientras nos montan atravesados, comentan bien convencidos: «¡Castigo’e Tata Dios! ¡No se juega con los espíritus!»

Glosario:
*Guaguas: bebés; niños pequeños.
*Churquis: vegetación rústica del monte serrano (garabatos, mistoles, piquillín, muña-muña,etc) 
*Salamanca: cueva mítica donde Zupay (el Demonio) hace orgías con sus adeptos.
*Huayra: Viento.
* Pampero: Viento muy frío, de la zona central de Argentina.

No hay comentarios:

Publicar un comentario