sábado, 17 de marzo de 2018

CRISIS



Cierto día, Penélope entró en crisis: Ulises no volvería jamás.
¿Qué estaba haciendo ella? No era tan necia como para no intuir a Calipso y la nueva familia. ¿Por qué cuidaba tanto el fuego del hogar, y dejaba que su propia hoguera se llenara de cenizas? ¿Y esto de tejer de día y destejer de noche una mortaja para su suegro?
Desde la sala llegaba el bullicio obsceno de sus pretendientes. ¡Pretendientes de las comilonas que estaban fundiendo su patrimonio! ¿Quién pagaba por todo esto?
Aquella tarde se presentó en la sala del banquete y brindó:
¡A vuestra salud! Necesito descansar, amigos. Os ruego que volváis mañana y tendréis una hermosa sorpresa.
                Al otro día, los moscardones encontraron las puertas cerradas y un  gran cartel lascivo y burbujeante: “Túnicas… y algo más…”. Intrigados,  se prestaron al juego y esperaron en los jardines; imagino que  ellos pasaron el día en su pórtico, ansiosos de estrenar una nueva túnica. Sin duda sería más divertido que pasear en pos de Platón, por los jardines. Dos inmensos mastines custodiaban la verja.
A media mañana aparecieron dos hermosas esclavas que guardaron a los animales y comenzaron a tomar las medidas de los clientes: el mejor dotado entró al palacio, para que la tejedora verificara  y valorara  sus dimensiones. Los demás debían sacar turno al día siguiente.
Satisfecha, Penélope tejió telas, chismes y leyendas, mientras que sus esclavas mantuvieron latente el interés, para asegurar el resultado.
Al caer el sol,   Penélope entregó la túnica al favorecido del día, con una bella sonrisa. Él le dio un espléndido bolsillo de monedas y se insinuó con el acostumbrado despliegue masculino, en busca de “algo más”. Pero ella susurró: “No, Anacleto (u Orión, o Teófilo)¡¡¡ Estoy tan cansada!!!” En realidad, él también estaba extenuado con el ajetreo de las ayudantes medidoras; por cierto, no reconocería jamás en público que seguía sin conocer la cama de Penélope.
Así, ella asoció a sus esclavas, creó una empresa sustentable, superó su frustrante condición de princesa abandonada. Y, además, pasó como mujer virtuosa y fiel al Panteón de la Historia Universal.
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario