miércoles, 30 de agosto de 2023

Ser o no ser

Papá era muy pragmático: un buen trabajo era un objeto sólido, austero y útil. Nada de experimentos creativos en la carpintería.  Así de austera y pragmática fue su vida: una mujer callada, trabajadora y ahorrativa, que murió muy pronto; un solo hijo disciplinado y obediente. Trabajar, y mantener a la familia; nada de fiestas, vacaciones ni amigos.  Los dos eran muy poco comunicativos. Una sola vez, ya en el secundario,  el chico llevó a un compañero a la carpintería; pero papá lo hizo marcharse pronto, sin ceremonias.
 La  gente  respetaba al carpintero y comentaba su suerte con ese hijo  tan laborioso y correcto; cómo lo  ayudaba siempre, atraído por su pericia. Sin duda era un chico muy formal; lástima tan aislado; tal vez  soberbio.
¿Le gustaba el oficio? Nadie le preguntó;  si papá llamaba dejaba lo que fuere, hasta  las tareas de la escuela, para dedicarse a la madera. Realmente, llegó a ser un admirable ebanista.
 En la escuela destacaba su talento para dibujar y crear ornamentaciones. Era imprescindible para los actos escolares; pero como el carpintero estaba siempre lleno de trabajo nunca acudió a alguno de ellos.
 Cuando papá se accidentó y murió, el hijo se hizo ayudar por aquel amigo y juntos terminaron los trabajos pendientes.  Después, no abrieron otra vez el negocio, aunque trabajaban dentro. Una vez a la semana cargaban cajones en la camioneta; partían y regresaban dos días después.
Por las noches,  el  fantasma del carpintero se revolvía  entre sorprendido y divertido, cuando los veía enfrascados en hacer preciosos muebles tallados, reposeras y mesitas laqueadas; y luminosos almohadones  de diseños insólitos.  Y, sobre todo,  disfrutar felices de su vida en común.
De nada había valido ahogar las “mariconadas” de su hijo, como su padre lo hizo con él. Ser o no ser, esa era la cuestión.


BUENAS NOCHES (Moscardón)

 RETO Nº 8. (FLASHBACK)

BUENAS NOCHES(Verso)
Moscardón fastidioso
de mis fracasos tristes.
no me amargues el sueño
con tu flashback sombrío.
No me traigas fantasmas
de ilusiones vendidas;
no me ensucies la cama
con algún recor viejo
o esperanzas perdidas.
Déjame sumergirme
en mi vida tranquila,
en mis logros sencillos…
y dar gracias al cielo…
y dormirme.

TRAMPOLíN

 

Reto "A corazón abierto" Territorio de Escritores- 2019

Así, con la razón anestesiada

para dejar callados los consejos,

para acercarme libre de prejuicios,

vacía de experiencias.

A corazón abierto voy volando

del trampolín del beso

a la profundidad de mi deseo.

A corazón abierto, te recibo,

a corazón y manos libres, cuerpo suelto.

A corazón abierto a la certeza

de ser feliz con vos, como yo quiero.

Beba Pihen- 2019

De maldiciones y soluciones

 

De maldiciones y soluciones (Cuento en dos tiempos)

Siglo XIV

Escuchad todos, amables señores, para que acerquéis esta historia a vuestros hijos. En ella hallaréis esparcimiento y lecciones de vida, que madurarán en los sueños del reposo.

Éranse que se eran, / un píncipe embrujado por la envidia/ de una bruja. /Y una princesa, su esposa, /transformada en mariposa/ por cierta hada piadosa, /

(ya lo sé, son muchas "osas"; perdonadme este desliz) /

  que la ocultó del hechizo/ para estar cerca, al instante /en que este se rompiera /con un beso de mujer; /y así ser ella, la única/ que lo hiciera volver. /

Y ¿Qué hechizo fue aquel?/ 

El príncipe fue hecho sapo, / espantoso, verrugoso, / y asqueroso de oler, / porque estaba en una charca, /podrida a más no poder.

Eso sí, no sufría demasiado... /Con tanta saña,

 la bruja olvidó cuidarle la mente y el corazón, /

 y era totalmente un sapo: 

No sólo tenía cuerpo y lengua de sapo, sino también cerebro de sapo. Todo estaba bien, mientras hubiera mosquitos, y alguna sapa… (Sin duda, me comprendéis)

Y la dulce mariposa/ esperaba entre el follaje, / asistida por las hadas/ para no morir de amor.

Aprended, pues, desde aquí como el amor de los esposos, libera de la injusticia de este mundo pecador.

Y ... Sí... Menos moraleja, /que faltan 

                   el nudo y el desenlace... ¿No?

Caramba... me he adelantado unos siglos, pero así es. Todo cuento ha de tener, inicio conflicto y resolución.

Ya veo que os aburrís y que deseáis un buen vino, y escuchar una canción.

Yo dejo paso al progreso. Otro vate más pulido completará mi lección...

Siglo XIX

Entre las sombras del follaje, bailoteaban rayos multicolores. ¿Se divertía el sol? ¿O las hadas estaban jugueteando con los dados de la Suerte, para reprender, o premiar? 

Varias veces relampagueó el sol sobre la lengua del sapo que estaba en la laguna. La cacería de moscas le estaba resultando fructuosa.  Por lo menos no le faltaba comida.

La maldición no pesaba demasiado sobre su lomo verde y verrugoso

Entonces llegó Susanita, pedaleando feliz. Era una niña de diez años y amaba los cuentos de hadas.

Sintió mucho asco viendo al sapo en el agua cenagosa, lengua va y lengua viene, comiendo bichos y moscas.

 En seguida pensó en el príncipe maldecido por las brujas, y se sentó al borde del estanque a esperar el resto de la historia; ahora sentía, casi a ciencia cierta, que era un príncipe. Y que lo había maldecido una bruja maligna, envidiosa de su felicidad.

En realidad, Susanita no entendía demasiado lo de la felicidad del príncipe; el libro de cuentos que le regaló su abuela, lo mostraba como un flaco larguirucho con una coronita muy graciosa que acompañaba todos los momentos de su vida.  Siempre aparecía rodeado de sirvientes que no lo dejaban ni siquiera atarse los cordones de los botines plateados; o estaba sentado horas de horas en su trono, atendiendo a emisarios con túnicas y turbantes. Pero no salía a andar en bicicleta, ni a visitar amigos. ¡Qué aburrimiento! Seguro sería medio “bobito”.

Mientras pensaba estas cosas, Susanita jugaba con un precioso colgante de su mamá.

Se lo había… “pedido prestado en secreto”, y lo sacó del alhajero para ver relucir la esmeralda al sol, y jugar a la princesa.

— Este collar le sienta precioso, alteza— se decía arrodillada frente al charco.

Cantaba, bailaba y charlaba sacudiendo el collar frente a la cara, tironeando, tironeando…

 ¡Que se le caiga!¡Que se le caiga! —  croaba el sapo.

 Intuía que era bueno que el collar se rompiera..

     ¡¡¡Aaaaayyyy!!! ¡Se me rompió!...

Plic, plic, plic, sonó la esmeralda, y se perdió en el agua.

    Croac, croac…

     Cállate, sapo tonto­— gritó Susanita, mientras escarbaba en vano con un palo de la orilla.

Lloraba y se revolvía los rulos, y hurgaba el barro de la orilla… Pero sólo lograba sacar yuyos medio podridos.

El sapo sintió que Susanita tenía que hablarle y pedirle algo. Algo de volver a un castillo. ¡Qué iba a pasar con su rebaño de moscas y mosquitas, y las sapas que nadaban cerca!

Susanita pensó otra vez en el príncipe embrujado que sacaba cosas del agua a cambio de un beso. ¡Puajjj!

  ¿Qué será peor? pensó— ¿Besarlo, o enfrentar a mamá?

Desde el árbol, se oyeron risas y aplausos. El sapo saltó a la orilla casi sobre el ruedo del jean de Susanita; en su lengua pegajosa brillaba la esmeralda, entre dos moscas y cinco mosquitos.

Temblorosa, la chica apretó la nariz con la izquierda, y con la derecha manoteó la  lengua del sapo; la esmeralda permanecía pegadita entre los bichos.

Desde la fronda, en un rayito de sol, una voz de mariposa voladora le zumbó en la oreja: «A ver, nena, te ayudo»

Se asentó en su dedo índice y con su antenita rozó y delineó la boca del sapo y despegó la esmeralda. La joya refulgió en el césped…

Y entonces...

Susanita, atónita se olvidó de recogerla. ¡No más sapo ni mariposa, sino un príncipe vestido de verde, con botines plateados, y una princesa vestida de colores y transparencias!  Los dos se besaban con ansias, después de muchos años de embrujo

Y cuando el príncipe y la princesa respiraron antes de un segundo beso, se inclinaron a recoger la esmeralda y se la devolvieron a Susanita.

Eso sí, le “tomaron prestada” su bicicleta, y se alejaron, bien juntitos, por algún sendero del parque.

Moraleja: La magia de la vida se esconde en los rincones menos promisorios, y hay que tener entereza (o mucha suerte), para aprovecharla.


¡AL FIN UNA NOCHE SIN PESADILLAS!

 

Me he decidido. Prefiero desvelarme, a sufrir más pesadillas.  

En medio de la tormenta, avanzo con mi coche, munida de un pack de latas de cerveza. Trago a trago, desafío a los presagios: aunque se caiga el cielo o me ahogue en un bache.  

Que si hay bandas que buscan chocarte; que si hay gente que roba órganos;  que no conduzcas si estás  ebria…Los augurios nefastos zumban como los tábanos.  ¡Dejen vivir, caramba!

La calle está vacía, pero otro auto avanza detrás del  mío, a gran velocidad y haciendo guiños  de advertencia.

¡Me están siguiendo…! ¡Al fin alguien me sigue! ¡Hundo el acelerador! ¡Y el otro, también!

¡Paf! ¡Crash! ¡Aaaaayyyyy!

No sé cuánto duele que te roben un riñón, ni cuánto te dan por conducir borracha… ¡Pero semejante golpazo en la cintura, contra la mesa de luz…!