domingo, 27 de septiembre de 2015

Demonios, rutinas y cafecito




 Pereza, Hastío, Desilusión y Malhumor, me despertaron. Mis demonios suelen aparecer varias veces al año, en especial en invierno: la panorámica de mi jornada no podía ser más propicia para ellos. El clima no se cuidaba de ser simpático: frio, viento, llovizna... El entorno social pintaba pesado. Investigué a conciencia mi cuerpo en busca de todos los males posibles para no salir de la cama; pero “un dedo artrósico y unos mocos alérgicos no te absuelven” apuntó Rutina, un hada vieja que heredé de mi mamá.
« ¿Y un vacío interior? ¡Si no les haces falta, no aparece nadie! Están bien contentos y no tienen ganas de jugar a la familia Ingalls» me cuchichearon Malhumor y Hastío.
Le tironeé las colchas a Rutina, que rezongaba algo sobre “sentido del deber”, y me propuse seguir dándole fuelle a la “depre”.
Siempre listos, mis Demonios prepararon un show de otras historias mal superadas, nefastas, en donde los malentendidos devenían en ingratitudes y rencores; muy a conciencia me servían cucharadas amargas y ardientes de sus menjunjes ponzoñosos.
Y entonces lo sentí. Posiblemente, Angelito de la Guarda había logrado sentarse sobre mi vejiga. Había que ir al baño, sí señor.
No hay crisis que justifique mojar la cama cuando uno tiene todo para ser feliz me susurró en medio del “plin, plin”.
Cumplido el trámite, me sentí algo más animada. Rutina me puso delante del espejo; abrí la canilla para lavarme la cara;  pero a media tarea, otra  vez, los Demonios me llenaron de cicuta: arrugas, gesto duro, nariz colorada, pelo seco y enredado, dientes postizos. Malhumor me tapaba las cremas y cepillos con los que podría equilibrar algo de la carga. Todo estaba al alcance de la mano, pero no lo veía…
  Todo para ser feliz, aunque no quieras intervino Hastío. Y yo empecé a chancletear otra vez hacia  el dormitorio.
Supongo que fue Angelito el que tiró el peine al suelo, a la salida del baño… Y Rutina me empujó hacia adelante para levantarlo; empecé a peinarme, como despertando.
¡Loca! ¡Volvé a la cama! gritó Pereza Hace un frío de perros.
Pretexto me llenó la cara de polvo y empecé a estornudar; otra vez en la cama, mi nariz era un grifo mal cerrado. Busqué las Carilinas que siempre aparecían obedientes, debajo de la almohada; ahora, no; ¿tal vez Angelito? ¿tal vez Rutina?...
¡Pero, caramba! ¿No se puede dormir tranquila? ¿Por qué no me dejan en paz? ¿Dónde metí las Carilinas?
Tenía tantas ganas de limpiarme la nariz que los Demonios se replegaron unos pasos: ya no les estaba prestando atención. Las Carilinas debían estar sobre la mesita de luz; pero Angelito me las debió de esconder debajo de mi cuaderno de notas, que había quedado abierto en mis últimas líneas de ayer: “una perfumada tacita de café”…
Angelito me cosquilleaba ideas, pero Rutina me empujó para que me hiciera un café… Sentada, a medio peinar, sonreí disfrutando mi pocillo; en el tímido rayo de sol de invierno que entraba por la ventana vi diluirse a mis demonios hasta la próxima “depre”.

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lunes, 21 de septiembre de 2015

Un pequeño sueño brillante (b)




Soñé con estrellas. Bellísimos globos de luz giraban alrededor de mi casa, y entretejían una danza de milenios, para asomarse de a dos o tres, por mi ventana, entre los brazos de un árbol oscuro y viejo, o los negros jirones del vacío.

Alguna vez me hablaron de la “música de los astros”, del perfecto equilibrio que  sostiene a las estrellas mientras bailan, pausadas y encendidas; también leí un precioso poema que describe ese latir incesante sobre la muda oscuridad del cielo: “la distancia es silencio y la visión es sonido”…

Y todo estaba en mi sueño, para que yo lo gozara absorta y en pacífico suspenso.

Viví un pequeño sueño brillante, de paz y luz; nada pugnaba por destacarse; todo fluía y refulgía en concierto armonioso;  y mi alma cantaba, en lo profundo, las cadencias de mi propia historia en el seno de mi madre: las voces de mi propio misterio recién descubierto.

Sentí que me levantaba para bailar, tomado de las manos con el infinito; para girar en mi propia  órbita; y supe que me elevaba en el espacio, desde mi esencia inocente,hacia Lo Sublime, …

La Danza de los Astros- Alfonso Cortés.

La Danza de los Astros

La sombra azul y vasta es un perpetuo vuelo

que estremece el inmóvil movimiento del cielo;

la distancia es silencio, la visión es sonido;

el alma se nos vuelve como un místico oído

en que tienen las formas propia sonoridad:

luz antigua en sollozos estremece el Abismo,

y el Silencio Nocturno se levanta en sí mismo.

Los violines del éter pulsan su claridad.

Poema metafísico de Alfonso Cortés, nicaragüense, (9 de diciembre de 1893 - 3 de febrero de 1969). Desde 1927,se manifiesta su esquizofrenia violenta, que  llevó a los suyos a mantenerlo encadenado, muchos años; pero durante este tiempo, hasta su muerte, escribió poemas que le valieron importantes premios y menciones.

martes, 8 de septiembre de 2015

Mínimo sueño brillante



El semáforo en rojo la obligó a detenerse frente a la joyería. Mientras esperaba el verde, la Yeni echó una ojeada rápida a la vidriera. Y entonces…se olvidó del semáforo. La  gente ya cruzaba la calle, pero ella se acercó fascinada por el anillito; irradiaba luces desde su pequeño estuche de terciopelo; los reflejos verdes, rojos, dorados y blancos, se dispersaban en abanico desde un centro de flores mínimas. Para la Yeni, esa joyita minúscula eclipsaba todo el infinito despligue de collares, aros y pulseras.

viernes, 4 de septiembre de 2015

Don Quijote.

Hoy recibí  un excelente  envío "Don Quijote a trote PPS" ¡Qué pena que te lo "enchufen" en el secundario sin cuentagotas! Así "picoteado" e ilustrado es como impacta y mueve a pensar, aunque mantenga el lenguaje y estilo. El Quijote es como una Biblia; a ella la han traducido y adaptado (Vulgata. Latinoamericana), y hay que leer y masticar pedacitos; igual que todo texto sagrado de cualquier origen. 
Lo importante es ponerlo en el propio corazón, en lo cotidiano.

jueves, 3 de septiembre de 2015