miércoles, 15 de febrero de 2023

DIGAN QUE YO…

 

Participo con esto relato en el  Concurso n° 35, de El Tintero de Oro.




Termina la Misa. Antonia enrosca el rosario en la mano, y lo guarda en su bolso. Después camina airosa , sin bastón ni anteojos, hacia la salida de la Catedral.

Ya ha dispuesto su mañana para vivir en paz con Dios y con el mundo.

Con gestos seguros, derechita, como que no le pesan los ochenta, se sienta en la plaza, a la sombra de una Santa Rita.


 Al frente, la cola del Banco Nación se estira y da la vuelta al manzano. Día de pago a los jubilados. 30°…Toda la mañana al rayo del sol…Dos filas bien prensaditas: los “discapacitados varios” y los “sanos”, digamos…

 «¡Pobres idiotas!» masculla como autómata.«Gracias por el Home Banking»... 

 Abre su bolso y saca de un tuppercito, un par de empanadas… También la botellita del agua. 

« Hay que vivir para ver…Viven llenos, de miedos y se vienen a cobrar como hace  cuarenta años»…

El pobre Custodio, que Dios le dio al nacer, le sopla un airecito y unos trinos desde la Santa Rita… Sonríe. Dios te ama, La vida es bella

—Linda mañana, realmente…Me la merezco por mi vida correcta y fructífera.

Y entonces, al frente, los pacientes jubilados se impacientan:

—¡¿Qué?! ¿Que están en asamblea? ¿Que son quince minutos, no más?  ¿Que se cayó el sistema?

«Hay que ver… Qué flojera para aprender a usar los MMC… Hay que actualizarse… Todo se hace por la web…No se puede andar detrás de hijos y nietos para que hagan tus trámites…Digan que yo, soy una luz con esto de la compu…No hago una cola nunca jamás…»

Dios te ama, Sonríe. La vida es bella si pones de tu parte.

Vuelve a las empanadas…Mastica despacito sin sacar los ojos del gentío…

«Después se hacen los liberados porque putean si están enojados. No van a misa, y no se oponen a las malas costumbres de estos tiempos».

«Digan que yo…me manejo solita, gracias a Dios y la Virgen. Y sigo firme con mis principios.»

Custodio se tapa una oreja con el ala derecha. Con la izquierda, la despeina.

De pronto, Antonia sacude su melenita plateada, como espantando una mosca antipática:

«Hijos y nietos…Amigos…Tanto penar para que estuvieran cerca… Digan que yo soy fuerte y no los extraño para nada. Cada uno en su casa y Dios en la de todos…»

¡Ay, Diosito!..¡Qué cruz con esta mujer! Ayudame, por favor…

Entonces Antonia nota que los que salen del banco no parecen fastidiados. Muchos se saludan, ríen y se van en grupetes… A comer un pancho, tal vez…Docentes jubilados de la misma escuela…Abuelos apoyados en algún brazo joven…Parejas de novios nacidas en los Centros de Jubilados… 

«¡Bueno…! ¡Mirá vos!  ¡Al final son más vivos! ¡Aguantarse el solazo y armar un picnic feliz…!  ¡Se la rebuscan con la misma jubilación!» …

Custodio se le sienta al lado y con una de las plumas le seca una lagrimita. Gracias, Señor … ¿Viste que los MMC no son todo?

 «Digan que yo soy muy paciente con la vida y sus contratiempos… Con todo lo lectora y pensante que soy... Tal vez, algo estoica y huraña… Pero, con estos tiempos…»

El suspiro resignado de Custodio se confunde con el ruido del tráfico y el alboroto de los que se dispersan después de cobrar,

viernes, 3 de febrero de 2023

 PAZ

Casas sin jardín… pero arboladas…

Arrullos de palomas 

en las copas de los árboles altos y redondos…                                                            

Campanas de la Iglesia, dando el Ángelus…                                                                                                                                                                         

Ya ha caído la tarde de verano 

y se prenden estrellas y faroles…

¡Y a regar la vereda!… 

Que esté fresco 

para juntar vecinos en las reposeras,

en la noche brillante del verano;

¡¡Piedra libre!!… ¡¡Golazo!!… Faroleraaa 

Calle empedrada… Traqueteo…

Rodillas remendadas…

Tremendos arbolazos, protectores

 en  las  siestas,

y torres desafiantes por la noche,

para trepar sin miedo y esconderse…

o transformarse en príncipe valiente, 

o en doncella embrujada.

Tiempo de paz sencilla y sosegada...

en las noches puebleras de mi infancia.