miércoles, 3 de mayo de 2017

BORRACHO


Supo que el vaso estaba lleno nuevamente.
El mozo, comedido,
regresaba a la barra, indiferente.
Desde su mesa
arrancó con poemas enredados
y con coplas  pastosas e incoherentes.
Ni una vez, medio vaso;
una y otra, dos tres… vaso completo.
«A medias, media luna», recitaba.
«O  unas medias tramadas de agujeros».
Y rompiendo a cantar, desafinaba:
«A medias, incompleto,
cosas de perezoso o indeciso».
Y animado de aplausos y silbidos
Continuaba su terco desvarío.
«La vida es todo o nada, ¡viva el vino
que  por el vidrio espía mis pesares!»
«Ya no me duele el alma, flota lánguida
entre las viejas penas olvidadas
que  el vino fiel, ahoga cada tarde».


martes, 2 de mayo de 2017

Un visitante apurado


—¡Ya voy!—gritó por encima del chirrido incesante del timbre.
Se levantó del sillón, de un salto.

Justo cuando el asesino de la serie aprontaba su revólver, abrió de un tirón la puerta de calle. Resonaron dos explosiones: el estallido del revólver en la tele, y el de su experta patada de karateca  en la muñeca del visitante.  El arma que le apuntaba voló por encima de la tapia.