—¡Lástima que sea tan traviesa e indisciplinada! ¡Con decirle que espía por la verja del claustro!
— cuchichearon Sor Josefa y Sor Martirio.
—Es Culpa de esas canciones profanas y eróticas que se aprenden en la televisión. Pero ya estoy formándola; debe usar su voz para alabar al Señor.
—¡Los Misterios del Señor!— suspiró la Superiora.—En la música vuela el alma noble de los seres humanos.
“Doona, noobis, paaaacem, pacem”... cantó Normita, con las manos al cielo y los ojos cerrados.
Un hálito místico aleteó en las velas del altar. El incienso adormecía
sus efluvios en los tapices y en los reclinatorios. Las últimas sílabas de la
plegaria temblaron sutiles, ansiosas, confiadas.
—Sor Bernarda… Sor Bernarda… ¡Esta niña es milagrosa!
—Es sublime, Reverenda Madre. Vea usted cómo tiene en suspenso a todas las alumnas, con su voz vibrante, sincera…
— ¡Y qué latín tan perfecto! ¡A Cappella! ¡A los diez años!
Sor Martirio ordenó a las pequeñas feligresas que se postraran en adoración; y Sor Bernarda con pasitos tenues, para no romper el éxtasis, se acercó a Normita y la invitó a arrodillarse frente al Sagrario.
Pero algo chasqueó en su cabeza y empezó a temblar.
Y, de pronto, la niña milagrosa lanzó un aullido oscilante y disonante; un Do 4, de 7 tiempos de compás de amalgama. Sus trenzas se desataron rebeldes en la cabeza. Su cara aparecía distorsionada, cejijunta,
De alguna parte del cielorraso venían bajando unas guitarras eléctricas, unas baterías aterradoras y unas tijeras diligentes que recortaron hasta la ingle todas las primorosas y discretas polleritas del uniforme.
Sor Bernarda retrocedió aterrorizada. Normita convulsionaba, montada en su Do4, mientras las otras niñas marcaban el ritmo atípico y visceral, zapateaban sobre los bancos del coro y trajinaban eficientes, con los instrumentos y los estribillos:
—¡Yeeeaaa! Yeeaaa!
¡Ahí vienen las monjas, no quieren bailar!
Y como estoy "rock and roleandooooo"
soy la diabla del lugar!"
"Me asomé al patio del claustro.
Con asombro descubrí:
las monjas no usan bombachas
de seda o de plumetí."
"Yeeea yeeea
Lo sé, los vi…
Sé que usan unos calzones,
largos como pantalones
para cubrir el cu…tis.
Jijijí. Jiiiií"
Los tomacorrientes echaban humo. Las otras Hermanas habían desaparecido. La Madre Superiora lanzaba baldes de agua bendita desde un tragaluz, y el cortocircuito parecía inminente.
***
Sor Bernarda se sentó, de repente, en medio del patio, sobresaltada, con el hábito empapado, dolorida por el cachetazo con que la Superiora la hizo reaccionar.
—¡Sor Bernarda! ¡Usted nos matará a disgustos! ¡Sabe que no debe atosigarse de chocolate; que le sube la presión y se desmaya!
Las alumnas se apiñaban junto al mástil, derechitas, respetuosas, con sus polleritas al borde de las medias tres cuartos y los mocasines marrones.
Y en la fila zigzagueaba el chismorreo:
—¡Bien merecido se lo tiene! No me deja cantar más que los Salmos y la
Misa! En el coro, no, porque le canté un rap la otra mañana.
—¿Le diste el chocolate con peyote que te dio tu primo?
—Lo dejé caer, de pasada a la Capilla. Venía detrás de mí. La muy glotona se lo comió durante la misa.
Sor Josefa palmeó para dirigir el Himno de la Juventud, con el que se despedían diariamente.
“Juventud, bulliciosa caravana/ llama viva que enciende el ideal.
Nuestro paso saludan las campanas/juvenil encarnación de claridad…”
—Hasta mañana, señoritas. Dios las bendiga y las mantenga alejadas del mal
Beba, ¡qué pedazo de relato has escrito, compañera! Me ha gustado mucho y por varias razones. En primer lugar, en como has utilizado la música en sus diversas versiones para diferenciar las escenas. Los salmos latinos, como “Doona noobis…”, “hálitos místicos aleteando en las velas del altar”, escenificados en los efluvios del incienso y en los reclinatorios…, y en contraste con “la disonancia” de la música estridente. Faltó el famoso lema de "sexo, droga y rock and roll", aunque habría que ver si las monjitas consideran que “follar no es un pecado, es un milagro”, según un grafiti en la pared de la plaza de mi pueblo, frente a la iglesia. (y estoy de acuerdo con él 😊)
ResponderEliminarEn definitiva, te has marcado una alegoría entre el bien y el mal, (según para quien)
¡Enhorabuena!
Hola, Isabel. Tus monjas deben de haber sido contemporáneas de las mías. Muy bueno tu relato. Muchas gracias.
EliminarGracias, Beba, por participar con este relato en el homenaje a Roald Dahl y su obra Matilda. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarMuchas gracias, David, por el espacio y tu atención.
EliminarUn relato muy divertido. Haber que tal se da el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Ángel. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarQué buen relato. Me ha encantado la escena donde canta rock. Un relato muy divertido y ameno. Un abrazo.
ResponderEliminarJa Ja.. hasta pude ver a las nenas bailando "la plaga".. buen relato.. saludos.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarHola Octavio. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarHola Beba. La verdad es que es una historia divertidísima y escuchar rock and roll en misa, como dicen por ahí , pues no tiene precio. Muy bueno.
ResponderEliminarHola Pedro. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarHola Beba me ha gustado muchísimo tu relato. Agradable de leer, combinando elementos interesantes, con su toque de humor... muy bueno en verdad. Saludos.
ResponderEliminarHola Tigrilla. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarHola, Beba. Muy ingenioso el relato. Lo del rock me encantó.
ResponderEliminarUn saludo.
Hola Carmen. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarBeba has escrito un relato lleno de música y de humor que me ha encantado. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn beso.
Un relato estupendo, Beba. Divertido, muy visual y magníficamente escrito. Me ha encantado.
ResponderEliminarHola, amiga. Muchas gracias por tu visita y comentario.
EliminarMuchas gracias por todos estos alentadores comentarios, de tan buenos escritores. Un abrazo.
ResponderEliminarMaravilloso, porque este relato es a su vez un Musical al mejor estilo, nada mejor que estas escenas de monjas y chiquillos para crear ambientes de conflicto. Aqui los chiquillos salieron airosos y con buena musica. Muy divertido
ResponderEliminarHola, José. Muchísimas gracias
EliminarHola Beba. ¡Vaya relato nos has regalado! Divertidísimo y lleno de imagenbes sublimes. ¿Has pensado patentar la canción rock de las bombachas monjiles? Sería digna de escuchar.
ResponderEliminarMucha suerte en el concurso. Un saludo.
Mil gracias. Si Bruno lo dice... Un saludo.
Eliminar¡Hola! Original y divertido relato. Suerte en el concurso.
ResponderEliminarSaludos
Hola José. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarQue buen relato Beba; es de carcajada en Do sostenido. Un alegato a la mucha hipocresía que reina en el mundo y que intenta manipular a las almas inocentes. Eso del chocolate con peyote es un gol definitivo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hola Francisco. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarHola Beba, me ha gustado mucho la ambientación que logras en tu relato situando la acción en un convento. Con escenas divertidas en las que el contraste de la juventud y el conservadurismo religioso acentúa la gracia.
ResponderEliminarBuen relato, suerte en el Tintero.
Hola Carles Leo. Gracias. Muy amable tu comentario.
EliminarBeba, ay compañera, tus relatos siempre son una sorpresa que ese buen hacer con las palabras, aquí el milagro venía con sorpresa jaja. ¡Qué divertido! qué facilidad para ir metiendo texto, desde prosa poética hasta texto desenfadado; donde hay diálogo y canciones. Ole y ole, por esa niña que ha revuelto el convento. Gracias. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Eme. Muy amable tu comentario, como siempre. Un abrazo.
EliminarHola, Beba. Nos has presentado a la reencarnación de Sor ye.ye cantando como los ángeles y meneándose como una diablesa, buena combinación para alegrar el claustro, pero ya se sabe que lo que pasa en el convento se queda dentro.
ResponderEliminarSaludos y suerte ye-ye 😁🖐
Gracias, JM Vanjav. Muy amable tu comentario.
Eliminar¡Hola, Beba! Ay, que maravilla de relato, me ha encantado como se han puesto a cantar todas rock y la sorpresa final. De verdad, maravilloso. Estaré más atenta a lo que escribes!! ¡Nos leemos!
ResponderEliminarGracias, Aura Nebulosa. Muy amable tu comentario.
EliminarHola, Beba. Vaya relato te has marcado a ritmo de rock and roll. Con elegancia y conocimiento de los entresijos monjiles y con mucha ironía. Ha sido fantástico. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Isan. Muy bueno tu comentario.
EliminarMagnífico relato, Beba. Unas imágenes potentes, acompañadas de un original rock and roll entre velas,crucifijos y la hipocresía de esa Iglesia carca y desfasada. Lo del chocolate con peyote es de traca. Genial. Un abrazo y suerte en el Tintero
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPobre convento con semejante niña jajajaja Rockera y traviesa. Buen relato Beba saludos cordiales desde Puerto La Cruz Anzoátegui Venezuela. Suerte
ResponderEliminarGracias,Raquel. Muy bueno tu comentario.
EliminarHola Beba. Has escrito un magnífico relato, lleno de imágenes visuales y sonoras. Un alegato contra la castración de los sentidos que desde algunas instituciones se alienta, pues las emociones forman parte indispensable de la construcción de la personalidad y tener acceso a moldearlas externamente supone un hito en la manipulación de la forma de sentir y de pensar de los demás. En definitiva, poder y dinero. El poder de las niñas está en este caso en la mente de la monja, cautiva de su adicción al chocolate (¿sustituto del sexo tal vez?) que por lo visto es la única sensación placentera que puede permitirse sin violentar su conciencia. Hipocresía autoconvencida, podríamos decir. Finalmente las niñas ganan esta pequeña batalla, aunque sigan bajo las normas de las monjas. Muy buen relato. Un saludo!
ResponderEliminarGracias, Jorge. Muy bueno tu comentario.
EliminarHola Beba, muy bueno tu relato, original y desternillante, escenas llenas de vida y de alegria, muy coral, y con una idea central que me encanta, y es la crítica contra la obsesión por coartar y dirigir sin piedad, la mente de esos pequeños genios, que son los niños. Enhorabuena, me encantó leerte, un gran abrazoa saludos y suerte.
ResponderEliminarGracias, Mik Way. Un abrazo.
EliminarHola Beba. Tu relato ha sido increíble. Coincido con los demás en que ha sido muy completo en cuanto a tocar los múltiples sentidos. En prosa, verso, cantado, hablado y alucinado. Increíble lo que puede hacerse en tan pocas palabras. Leer para aprender...
ResponderEliminarUn abrazo y suerte.
Gracias, MJ. Un abrazo.
EliminarQue bueno Beba. que bien escrito tanto en prosa como en verso, cantando y rezando, en latín, que poderío Beba. Lo del chocolate está genial.
ResponderEliminarUn abrazo
Puri
Gracias, Puri. Un abrazo.
EliminarQué bueno, Beba. Divertido e instructivo. Me encantó.
ResponderEliminarUn abrazo y suerte!
Gracias, Pepe. Un abrazo.
EliminarSalud, compañera! ¡Dios te conserve el humor! Es de los que hay que preservar aún en tiempos de pandemia y otras pestes. Absolutamente de primera. Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Juana. Un abrazo.
ResponderEliminarQué buena historia, Beba. Ingeniosa y divertida, donde los personajes se mezclan, las velas aletean con un hálito místico, el incienso con sus efluvios adormecía, todo cobra vida y sobre todo ese Do4 mantenido entre el himno rockero a las monjas, el rap y el chocolate. Y Sor Bernarda, claro, se lleva el cachetazo de la superiora.Pero sabemos que las cosas no van a cambiar porque las internas seguirán haciendo de las suyas.
ResponderEliminarFelicidades, Beba. Suerte en El tinetero.
Muchas gracias, M.Pilar Suerte
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