Participo con esto relato en el Concurso n° 35, de El Tintero de Oro.
Termina la Misa.
Antonia enrosca el rosario en la mano, y lo guarda en su bolso. Después camina
airosa , sin bastón ni anteojos, hacia la salida de la Catedral.
Ya ha dispuesto su
mañana para vivir en paz con Dios y con el mundo.
Con gestos seguros, derechita,
como que no le pesan los ochenta, se sienta en la plaza, a la sombra de una
Santa Rita.
Al frente, la cola del Banco Nación se estira
y da la vuelta al manzano. Día de pago a los jubilados. 30°…Toda la mañana al
rayo del sol…Dos filas bien prensaditas: los “discapacitados varios” y los
“sanos”, digamos…
«¡Pobres idiotas!» masculla como autómata.«Gracias por el Home Banking»...
Abre su bolso y saca de un tuppercito, un par
de empanadas… También la botellita del agua.
« Hay que vivir para ver…Viven llenos, de miedos y se vienen a cobrar como hace cuarenta años»…
El pobre Custodio, que
Dios le dio al nacer, le sopla un airecito y unos trinos desde la Santa Rita… Sonríe. Dios te ama, La vida es bella
—Linda
mañana, realmente…Me la merezco por mi vida correcta y fructífera.
Y
entonces, al frente, los pacientes jubilados se impacientan:
—¡¿Qué?! ¿Que
están en asamblea? ¿Que son quince minutos, no más? ¿Que se cayó el sistema?
«Hay que ver… Qué flojera para aprender a usar los MMC…
Hay que actualizarse… Todo se hace por la web…No se puede andar detrás de hijos
y nietos para que hagan tus trámites…Digan que yo, soy una luz con esto de la
compu…No hago una cola nunca jamás…»
Dios te ama, Sonríe. La vida es
bella si pones de tu parte.
Vuelve a las empanadas…Mastica
despacito sin sacar los ojos del gentío…
«Después se hacen los
liberados porque putean si están enojados. No van a misa, y no se oponen a las
malas costumbres de estos tiempos».
«Digan que yo…me manejo
solita, gracias a Dios y la Virgen. Y sigo firme con mis principios.»
Custodio se tapa una oreja con el ala derecha. Con la
izquierda, la despeina.
De pronto, Antonia sacude su melenita plateada, como
espantando una mosca antipática:
«Hijos y nietos…Amigos…Tanto penar para que estuvieran cerca… Digan que
yo soy fuerte y no los extraño para nada. Cada uno en su casa y Dios en la de
todos…»
¡Ay, Diosito!..¡Qué cruz con esta mujer! Ayudame,
por favor…
Entonces Antonia nota que los que salen del banco no
parecen fastidiados. Muchos se saludan, ríen y se van en grupetes… A comer un
pancho, tal vez…Docentes jubilados de la misma escuela…Abuelos apoyados en
algún brazo joven…Parejas de novios nacidas en los Centros de Jubilados…
«¡Bueno…! ¡Mirá vos! ¡Al final son más vivos! ¡Aguantarse el solazo y armar un picnic feliz…! ¡Se la rebuscan con la misma jubilación!» …
Custodio se le sienta al lado y con una de las plumas le seca una
lagrimita.
El
suspiro resignado de Custodio se confunde con el ruido del tráfico y el alboroto
de los que se dispersan después de cobrar,
En definitiva una persona solitaria, incapaz de hacer amigos, solo Dios en su vida, saludos.
ResponderEliminarPATRICIA F.
Gracias por leer y comentar. Saludos.
EliminarUn Dios tan impersonal... tan encorsetado... Como la misma Antonia. Un ser angustiado enredado en una lucha perdida.
EliminarUna observadora de la vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
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EliminarBueno, no se consuela quien no quiere...
ResponderEliminarSuerte en el reto!
Hola MJ. Muchas gracias. Puesta a proyectar otras formas de ser Ignatius, veo a esta pobre mujer, a la que le ganó el sistema. Tironeada por su soledad, encorsetada y amarga, percibe su infelicidad pese a su pericia tecnológica.
Eliminar¡Hola! Un personaje real, de esos hay muchos por el mundo. Un abrazo. :)
ResponderEliminarMuchas gracias, Merche.
EliminarUna metomentodo criticona, que no deja títere con cabeza. Digan que yo no quiero criticar, pero bien podía ser un poco más comprensiva con los mayores que no saben usar internet, pero tienen amigos para ir a comer un panchito. 🤣😂🤣
ResponderEliminarUn abrazo, Beba.
Hola, Trujamán. MUchas gracias. La pobre está asfixiada de soledad y prejuicios, aunque sea un quenio con Internet.
EliminarHola compañera, muy bien escrito tu relato, lleno de sutilezas en la trama de un tema muy cotidiano desgraciadamente. Nuestras viejas tienen algo en común. La tuya parece más educada y religiosa que las mías, pero... Un abrazo
ResponderEliminarHola, amiga. muchas gracias. Pero... Hay un ruido de viejas gallinas alborotadas en este gallinero contemporáneo; perdidas en la maraña de los cambios de principios, y de exigencias; enredadas en compromisos de modernización... y solas en su torre de marfil...
EliminarHola Beba. Parecía que nos ibas a contar una historia de ancianitos a los que el banco les toca las narices, y es asi en cierto modo, pero la crítica va por otro lado. Al final la cola frente a la sucursal les sirve para relacionarse y hacer amigos, y tras la espera se van a comer o a dar un paseo. Mientras, la mujer más avispada es esclava de la tecnología y "disfruta" de su soledad sin aprovechar el tiempo libre que le deja su conocimiento. El pobre Custodio no consigue hacer nada de provecho con ella. Una crítica a la despersonalización a la que nos somete la excesiva tecnificación de nuestras sociedades. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias, Jorge. Así es como intenté mostrarla. Creo que, como un Ignatius fanático, ella sucumbe a la soledad y la amargura, frente al sistema.
EliminarEstupendo, Beba. Qué bien perfilas al personaje y nos asomas a su mundo. Una historia sutil, fantásticamente escrita. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Yo creo que, frente al sistema, ella es una víctima de su soberbia; lisiada en sus afectos.
EliminarHola, Beba. Una buena estampa de la realidad social que afrontan muchos mayores en estos tiempos. Me gusta el personaje y la historia que nos cuentas.
ResponderEliminarHola, Carmen. Muchas gracias. Creo que es una esclava despersonalizada, en este mundo tecnológico.
ResponderEliminarGracias, Beba, por participar con este relato en el homenaje a John Kennedy Toole y La conjura de los necios. Un abrazo y suerte!
ResponderEliminarBueno ,ella se lo guisa y ella se lo come. en este caso, el unico qu sale perjudicado es el custodio, que ya le va en el sueldo
ResponderEliminarabrazo y sueret
Gracias. Yo veo a Antonia como una reaccionaria pasiva y amargada, que se destruye.
EliminarHola Beba, sin duda la señora lo tenia claro el custodio el oficio buen relato. Un saludo.
ResponderEliminarNi el ángel custodio es capaz de dejarse oír por esta mujer tan pagada de si misma. los viejitos que hacen cola al menos saben divertirse a pesar de las calamidades diarias. Ella es vieja solitaria sin amigos; quizá por prescindir de la compañía tan necesaria. Huraña ella.
ResponderEliminarUn abrazo.
Probablemente si, la tecnologia nos aisla, y si recuerdo a mi padre ya hace tiempo atras que iba a cobrar cada mes su pension y tenian sendas charlas con personas que solo el conocia. Si el dia de cobro era para socializar. Sin embargo hay que reconocer que ciertas instituciones te forzan a usar el pago via tecnologia.
ResponderEliminarSí, José. Muchos se sienten forzados. El quid está en ser empáptica, tratar de ayudar sin menospreciar, y reconocer que no somos islas. Todo ello en vez de rezongar y prejuzgar.
EliminarHola, Beba. A su manera, la buena señora es feliz; aunque quizá no tanto por cuanto se intuye que siente una cierta envidia hacia los viejos que hacen cola en el banco. Me ha gustado tu relato tanto en cuanto al tema como al lenguaje que has usado, en ocasiones hasta poético. Suerte y un abrazo!
ResponderEliminarHas aprovechado una cola de jubilados y lisiados para hacer un escaner social. Se escuchan claramente las observaciones que hacen, sus quejas, la forma de ser de cada uno de ellos, el tono coloquial a pie de calle, y aunque cada uno de ellos son una isla, en especial la señora, en conjunto forman un archipiélago en el mismo mar del abuso, y eso une ¿eh?
ResponderEliminarMuy bueno, Beba.
Nos vemos en la Gala, compañera.
Todo un universo en unas pocas líneas, Beba. Una dura critica social a partir de un personaje muy peculiar que va contando la vida tal y como ella la vive, aunque al final vemos que está terriblemente sola. Mucha suerte en el concurso.
ResponderEliminarUn abrazo.
Una anciana de mucha misa y con tiempo para la observación. Ella muy solitaria con la tecnología eprendida, y los ancianos salen del banco con su pensión y se van a socializar. Suerte en el tintero. Un abrazo.
ResponderEliminarUna anciana solitaria que busca compañía . Un reflejo de una realidad muy dura .
ResponderEliminarEscrito de una forma muy acertada, Te felicito Beba
Un abrazo
Puri
Un fiel reflejo de esta sociedad que si te paras pensar parece macabra. Me ha gustado mucho la forma en cómo lo has escrito, muy visual y dinámico,
ResponderEliminarUn abrazo y suerte
Esperemos que la edad no nos vuelva tan huraños 😜
ResponderEliminarUnos personajes muy realistas. Por un lado, tenemos a los excluidos de las nuevas tecnologías que no han podido adaptarse (o no han querido); y, por el otro, a quién si se adaptó, pero se siente sola. Buen relato. Suerte en el concurso. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Beba. Me da que Antonia de segundo nombre es Soledad. No hay mayor aislamiento que el de estar en medio de una multitud y ser ignorado o pasar desapercibido.
ResponderEliminarTu relato encaja plenamente con el reto y hasta con un toque de realismo, hay gente así en este mundo.
Saludos y suerte.
Hola, Beba. La suma de la soledad y los prejuicios dan criaturas omo nuestra excéntrica protagonista. Ella será feliz pero deja pasar el tren de la vida sin subirse a él.
ResponderEliminarUn trabajo redondo. Enhorabuena.