Mil suspiros y
piropos,
y algún poema
escondido
en las hojas del
cuaderno
que se te quedó aquel
día
¡sabrá Dios por qué descuido!
olvidado en el
asiento.
Mil rubores, mil
cosquillas…
te disfruto, sudoroso
y encendido,
reflexivo o
distendido;
me disfrutas,
perfumada o desprolija,
sembrando besos
secretos
cantando en versos “prohibidos”
lo que “no debe
decirse”, lo que “no es propio” sentir
porque aún somos “muy niños"
y "de familias decentes".
y "de familias decentes".
Mil sofocos,
mariposas,
allá “donde no se toca”,
cuando siento
que tus ojos me
desnudan;
que acarician, debajo
del uniforme,
a una Eva promisoria,
la manzana tentadora
que asegura el Paraíso,
mientras mi vientre
se agita porque te sueño conmigo.
Nuestros cuerpos ya lo
gritan,
anhelantes, incompletos;
Y en cualquier rincón
amigo, vuela un beso.
Nuestras manos se equivocan de camino
y abandonan las
cinturas, y aprietan y reconocen
dónde salta y se estremece
la savia de nuestra esencia;
El amor viene a la
fiesta.
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