viernes, 7 de febrero de 2020

MIENTRAS HAYA MAÍZ

Mientras haya maíz...




1
Amanece. Alfa salta al palo mayor de la cerca, Infla el pecho y apunta con su pico al sol naciente. Majestuoso y brillante, sacude las alas rojas, tensa su cuello dorado y empina la cresta; se para firme sobre su eje, y lanza un sonoro Kikiriquí. Las sílabas se alargan en los ecos. Suena a orgullo servil, a obcecación patriarcal.
Desde los gallineros vecinos, otros gallos se suman al ritual de machos soberbios y engreídos. Un torneo vibrante acorde con las plumas refulgentes y las crestas enhiestas.
Pero algunos suenan preocupados. Y se cuentan sus novedosos e insólitos problemas.
     Las hembras se están volviendo locas. No obedecen. No quieren “Lola”.
     ¿Y qué? ¡Fuércenlas! Para eso hay machos y hembras en un corral.
     Yo ya estoy medio cansado para pelearme y sacudirlas. Uno se pone sentimental.
     ¡Ché! ¡Otro Kikiriqui, que el sol no se despabila!
     Kikiriquiiii. Kikiriquíii…
Final del concierto. Cada uno a lo suyo.  
Pero Alfa y Tritón se quedan haciendo tiempo en una esquina de la cerca.
     ¿Vos sabés que en varios gallineros pasa lo mismo? Merman el aovo y le aflojan la disciplina a las pollitas,
     Es por el gallo Pelao y su Cruzada— explica Alfa.
     ¿De qué hablás?
     Un movimiento feminista en pro de la liberación de las gallinas. Y en contra del “pisado”
     ¿Qué cosa? ¿Cómo sabés eso?
     Una vez lo escuché desde la tele del patrón, y até cabos. No soy tonto. Y también  lo dijeron las pollitas.
     ¡No digás, che! ¿Pero te siguen pasando cosas en el gallinero? ¿Se te cuela el bicho ese?
     Se coló un par de veces, el verano pasado. Pensé que era por las pollitas nuevas, la Clavelina y la Marimoña. Las primeras veces, la Negra y la Perla también se le encocoraron. Lo dejé tatuado a picotazos.
     ¿Y?
     Y empecé a ver que las chiquitas estaban muy rebeldes; y las madres, demasiado tolerantes. Cuchicheaban. No me daban calce para el “apareo”. Y la Clavelina lo dijo: “Tiene razón el Pelao. ¡Basta de mandones!”   
     Estarían cluecas. Y vos, medio viejo para darte cuenta. Por ahí, ya no te importa mucho.
     Puede ser… Mientras haya maíz… Pero el patrón quiere huevos y pollitos… Si no ponen, no hay maíz.
     Cuesta mantenerse joven. ¿No?  Todavía me falta pero me cuido. ¿Y vos lo has visto al Pelao, che?
     Hace mucho; las primeras veces en que se coló y se ganó el sobrenombre. Después se empezó a escapar y se esconde en el baldío. Lo oigo, nomás
     ¿Y qué vas a hacer si sigue entrando?
     No sé. Por ahora, hay maíz. Alborota, pero no se mete conmigo ni me pisa a las damas.

3 
Tritón se aleja, y Alfa empieza su rutina: Se da una vuelta por el nidal. La Negra está “poniendo”. Lo que no pone es atención. Cacarea con la Perla;  el pobre huevo sale despedido y se estrella en el piso.
Y junto con el estallido de bombita de carnaval, una masa cacofónica invade el gallinero:
      “Vamos chiquitinas/ salgan a jugar/ que la vida vuela / y hay que  disfrutar“
     ¡El Pelao! ¡Vamos, Perlita!  No nos perdamos el show.
     ¡Clavelina, Marimoña, esperen!
     Alfa, sacude las orejas y la cresta para alejar el enojo. Después picotea.
     Que corran y griten. Mientras haya maíz… Ya vendrán los pollitos en la primavera.

4
¡Sí! ¡Llegó El Pelao!  Salta y recibe  a sus fans, las pollitas en flor. Y a las gallinas, sospechosamente ágiles en la carrera . Ahí nomás, listo para escaparse, si hace falta, arranca con su show. 
“Pisa y  pisa,
el gallo mandón;
acá hace falta un gallito
que cante de corazón”
Cocococococorocó

“Hay que buscar otro gallo
que se sepa divertir.
Que sepa ser cariñoso
y que nos deje vivir.
Que no ande contando huevos
ni granitos de maíz”

Alfa "pesca" la copla y se le atragantan dos maíces.
—¡Epa! ¡Hijo  ‘e puta!¡Esto no lo tolero!
Corre, alborotado.y llega a la palestra; le cuesta respirar.
Despreocupado de su estampa, el intruso zangolotea  las patas, aletea y cabecea,  y amaga resbalones en los restos de barro y maíz. Su canto es opaco, pero machacón y sibilino. Como tironeadas por un sedal las damas se adelantan para rodearlo.
 ¡Sorpresa! En un revoltijo indigno de  plumas relumbronas y  ojos desorbitados reconoce al famoso Pelao: ¡Tritón! ¡El amigo!
Las dos pollitas se balancean como poseídas.  La Negra y la Perla, sus viejas compañeras de palo, también  se han sumado al festejo. ¡Y hacen señales obscenas!
Alfa se abre paso en la rueda, pisoteando bailarinas; pero las muy chifladas se le enojan y le picotean las patas . Para colmo, Tritón le toma el lomo por escenario y va hilvanando su canción a picotazos.
"¡Este gallo está muy viejo
no maneja el gallinero!
¡Las hembras tienen derechos!
¡Quieren  elegir su gallo! 
¡Aovarán cuando quieran!"
       Y entre carcajadas hacen trencito alrededor de la cerca.

                                                                5
Alfa se endereza como puede y se refugia debajo de los escalones de la casa granjera. Los patrones están mateando.
—¿Qué pasa con las gallinas, Alfa?
— ¡Se han vuelto locas!
La mujer canturrea indiferente.  “Este gallo está muy viejo. No le gusta  el gallinero”.  Alfa reconoce la tonada del Pelao en voz humana.
—Andá a llevarles el maíz, Ramona,  a ver si engorda ese otro gallo. Este va para la sopa, me parece.
—Andá vos, que hace calor.

                                                         6

A veces es cuestión de buscarse otro gallo. No por mucho mandonear se organiza un gallinero.

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