viernes, 10 de julio de 2015

microcuentos fantásticos

Anillo Sagrado

­Cuentos de viejas

— ¡Anillo sagrado! ¡Cuánta tontería! ¡Coraje es lo que se necesita!— se decía mientras marchaba bajo la luna.


Decidido y prudente iba sorteando las  ramas montunas, peladas y  retorcidas que amenazaban sus ojos; y con cautela esquivaba pozos y piedras ocultos bajo la nieve.

­« ¡Pobre padre! » pensaba a ratos. «¡Qué anillo y mazmorra venenosa! Los vicios del  pueblo son los espíritus bestiales»

Y seguía marchando con la sangre en ebullición, dispuesto a volver con el anillo.

­—Los simples, como mi padre, son dominados por las leyendas y la magia. Le devolveré el anillo. Y renacerá. "¡A trabajar!" "¡A luchar!" ­— les gritará desde su caballo.

A veces la luna se escondía entre las  nubes; en esos instantes lo estremecía el miedo ancestral . Pero lo sujetaba silbando, cantando y hablando solo, aunque le llegaban chistidos y cracs de ramas pisoteadas.

De pronto, una lechuza gritona le aleteó en la cara; entonces  su pie derecho se hundió en el pozo  y arrastró su cuerpo dentro de un antiguo canal de piedras húmedas.   Detrás de él,  una puerta se cerró bruscamente.

Aturdido y sangrante intentó ponerse de pie. Su cabeza golpeaba la pared. Mareado y fascinado miró el anillo que flotaba brillante en el aire envenenado, denso y agrio.

Cayó otra vez. Los gritos enmudecían en la garganta atenazada por el terror, y el túnel vibraba con las carcajadas satánicas que saludaban su derrota.

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