No era el mar pero se le parecía. Ronroneaba como el oleaje su mensaje de amor. Lo escuché, y me llené de su voz monótona pero firme; permanecí preso de su "Te amo", hundiéndome en su ternura fuerte y apacible. Contuve cuanto pude mi respiración y me saturé de su salobre sonoridad. Entonces dije "Te amo"; y nos volvimos espuma en la playa de la vida.
Desde la distancia
Ahora recuerdo ese momento. Por la ventana abierta entraban
las voces del mar.
Desde el fondo de mi alma, su recuerdo ronroneaba en el oleaje. Escuché otra vez el vaivén de su mensaje de
amor, y me llené de su voz lenta, distante,
pero firme; permanecí presa de su "Te amo": floté en una
ternura fuerte y apacible. Contuve cuanto pude mi respiración y me saturé de su
salobre sonoridad. Entonces yo también dije "Te amo"; y fuimos otra vez espuma en la playa de la
vida.
Se volvió presencia
lo que parecía final.
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