Microrrelato para El Tintero de Oro. “¿Y si nos hacemos una ucronía?”
El punto Jonbar de este micro, es el choque entre la realidad más pragmática y el idealismo más puro; el conflicto básico de la novela de Cervantes.
Frente al monólogo solitario de Don Quijote nos convencemos de su derrota; de su locura de amor. Nunca será correspondido; su amada no existe.
La voz pragmática de Sancho retrata a una Aldonza ordinaria, sucia y fea. que se ríe groseramente del Caballero.
¿Y si Dulcinea nos contara desde sus recuerdos los sucesos que la arrastraron a la fama en la literatura?
¿Cómo llegó a la memoria universal, a la zaga de aquel loco?
Abrid vuestros oídos, amables lectores, y descubrid los misterios de un corazón de mujer.
***
El Amor es más Fuerte
Otra vez me vino “la Colorada”. Me siguen faltando dientes y sobrando kilos; sigo cocinando coles y cuidando cerdos. Pero hace un mes que me ven distinta: silenciosa, cantarina, amable, limpia.
Aquella mañana iba a la aldea cuando escuché el repique de latón, y el paso del rucio: llegaba el que le dicen Don Quijote.
Él se apeó, tembleque y corcovado, y se postró ante mí. Y entre los crujidos de sus huesos y los de la armadura, escuché su voz, tan apasionada y firme como la de un joven trovador ardiente.
«Soberana y alta señora» «Dulcísima Princesa del Toboso» «¡Oh bella ingrata, amada enemiga mía, de sin par y sin igual belleza». «Si gustares de socorrerme, tuyo soy».
Como siempre, había alzado unas boñigas para tirarle. Pero hoy… Se me cayeron de las manos… Y la carcajada burlona, ronca y áspera, se me volvió sonrisa y palpitaciones. ¿Sería por “la colorada”?… Siempre me pone sentimental y floja.
Me quedé mirándolo, como si fuera un aparecido milagroso y bienhechor. Una dulzura exquisita bajaba por mi cuerpo; algo tan nuevo, como la ternura… tan insólito como jugar a ser princesa.. .Dejé que me penetrara su mirada… ¿De loco o de santo?
Me acerqué. Tendia sus brazos; olía como un bebé sucio necesitado de ternura y cuidados. Palmeé su cabeza
Después me alejé, pensativa. «Dulcinea, virtuosa emperatriz»… «tu fermosura»…
Esa mañana sentí mi alma trémula de placer; esa mañana me amé porque me sentí amada.
Hola, Beba. Tu micro me ha parecido de una belleza, de una ternura y humanidad indecible. Cuántas Aldonzas y Quijotes deambulan por ahí fuera entre molinos gigantes sin encontrarse una sola vez... aunque solo sea para quererse uno mismo un poco con el calor del prójimo.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho tu relato. Felicidades.
Gracias, amigo. Tu comentario es muy dulce. Un abrazo.
ResponderEliminarHola, Bea. Vaya relato hermoso y lleno de amor. Bellísimo. Este punto jonbar donde Dulcinea responde a los requiebros amorosos es una vuelta espectacular. Me quedo con la factura del relato en sí que me ha encantado. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Isan. La ternura nos hace falta; y los amables comentarios devuelven sonrisas.
Eliminar¡Qué bonito, Beba! Un micro que derrocha belleza y ternura. La conclusión una maravilla. Me ha encantado.
ResponderEliminarMuchas gracias, Marta. Un comentario sensible y muy generoso.
EliminarQué relato más bonito, Beba, poético y lleno de esperanza. Me parece muy ingeniosos que hayas optado por un punto jonbar tan imnovador. Además, lo has llevado con una narración envidiable y muy bien resuelta.
ResponderEliminarMe ha gustado muchísimo. Te felicito.
Un abrazo
Muchas gracias. Un suspiro de ilusiones, rebotando en un comentario hermoso. Gracias.
EliminarEs precioso Beba, especialmente la frase final. El punto de vista de Dulcinea del Toboso, que podría ser cualquier Cipriana, Pancracia, o Aldonza, idealizada por los ojos del hidalgo caballero.
ResponderEliminarHola, amiga. Siempre lista, vos, con amables e inteligentes comentarios. Un abraso.
ResponderEliminarHola, Beba. Me encantó, me envolvió, me abrazó tu micro. Sin dudas, la frase final, "me amé porque me sentí amada" cierra el sentimiento de muchas mujeres. Una belleza.
ResponderEliminarGracias, Mirna. Me hace sentir muy bien tu comentario.Un abrazo.
EliminarHola Beba
ResponderEliminarCoincido con el resto de comentarios en que has escrito un micro bello y dulce. Has conseguido que una moza de pueblo con baja educacion y cultura, se encuentre a sí misma en un viaje introspectivo y sea capaz de ver también la belleza de quienes le rodean. Muy hermoso, Beba. Un abrazo.
Gracias, Jorge. Muy buena tu interpreciación del viaje interior de Dulcinea. La autoestima se nutre también de los que nos rodean.
EliminarPreciosidad de relato, original, y que me conmueve por su ternura y dulzura. Enhorabuena
ResponderEliminarMuchísimas gracias.
EliminarMe encanta. Por fin hay una Dulcinea que se siente deseada. Buen relato. Un saludo.
ResponderEliminarBeba, nos regalas un relato bastante verosímil, donde la fealdad solo existe según los ojos que miren, en especial si se mira con ojos embriagados de desprecio, a diferencia de los ojos que siempre miran con amor y encuentran belleza en todo.
ResponderEliminarMe ha gustado esa voz de Dulcinea, sensibilizada por el cambio hormonal de "la colorada" y dispuesta a amar al sentirse amada...
Un gusto leer tu versión de algunos hechos íntimos del Quijote. Que pases bien estos días.
Muchas gracias, Harolina por tu sentido comentario.
Eliminar¡Hola, Beba! Aunque la ucronía, en sentido estricto, debe basarse en un hecho histórico real, sin duda que siempre es una gozada homenajear a nuestro Don Quijote, con este relato narrado desde el punto de vista de esa Dulcinea que pasa del extrañamiento al "colorao". Me gustó mucho como adaptaste tu estilo al de Cervantes. Estupendo micro! Un abrazo
ResponderEliminarGracias por tus consideraciones, David.
Eliminar¡Qué belleza de relato, Beba!
ResponderEliminarQue buen giro de moneda le has dado a Dulcinea.
Un saludo
Gracias, yessykan.
EliminarPrecioso y original relato Beba, me ha gustado mucho. Saludos.
ResponderEliminarMil gracias, Ana Piera.
EliminarQue bonito nuestra Dulcinea rendida ante el señor Don Quijote que maltrecho y dolorido le pide amor y ella le corresponde
ResponderEliminarUn abrazo Beba
Puri
Hola Beba. Interesante propuesta la tuya. Hemos conocido las aventuras de Don Quijote desde muchos puntos de vista, pero no recuerdo haberlo hecho desde el de Dulcinea del Toboso. Al final la ternura inundó su duro corazón, dándole más alas si cabe al bueno de nuestro caballero.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Considero que nos has deleitado con tu cuidada prosa y una original ucronía, transformando completamente al personaje de Dulcinea, rendida a los encantos del hidalgo famélico, al que describes con mucha perspicacia y una expresión que me ha encantado: «entre los crujidos de sus huesos y los de la armadura, escuché su voz, tan apasionada y firme como la de un joven trovador ardiente».
ResponderEliminarEl mensaje nos conduce a comprender las bondades del amor, que hace que la mujer real (Aldonza Lorenzo) se acabe enamorando del huesudo don Quijote, porque por fin se ha dado cuenta de que se ha sentido amada por él.
Un abrazo, Beba.
Hola Beba, que bella lectura me has proporcionado en unos minutos, ese instante en que Aldonza es tocada por cupido, y la ternura del Hidalgo, me ha encantado, un gran saludo, y un gran placer leerte. Abrazos¡
ResponderEliminarHola, Beba. Yo no voy a decir lo contrario que el resto de compañeros, te ha quedado un micro rebosante de cariño y empatía. Saludos
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