Ya he cumplido mi Cuaresma:
Vía Crucis doloroso
y solitario.
Y te descubro en mi cama,
duende de otros carnavales,
revueltos en serpentinas
meneos y risotadas.
Ahora que estás tan cerca,
al alcance de la mano,
quiero tomarme revancha
de ese amor que se ha perdido
enredado en tu comparsa.
Despertarte muy de noche,
cerca de la madrugada,
para desenmascararte.
Para verte feo y fofo, triste y solo,
blandengue por todas partes;
y reirme a carcajadas
sin que se salten las lágrimas.
¿Llantos? Es que tengo puesta
una máscara en el alma:
porque lo poco que puedes
es mío,
y aún me hace falta.
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