El cucú de la rana
Tal como un pájaro azul, tan original y libre,
solté mi mente al espacio y me descubrí a mí misma.
Desnuda como nací, liberada de prejuicios,
me lancé ardiente a la vida y me refresqué en su río.
Pero la rana chismosa, se asomó tras los visillos
de las algas y del limo.
Tomó la voz de los sabios y cuchicheó:
“¡¡Qué vergüenza!
¡Eso no es de señoritas!…
!No vayas a ser mal vista!
No sea que alguno piense
que eres fácil y ligera,
que tientes a los varones
y que arruines tu destino!”
Esa es la rana mirona, espiándome la vida,
cosechando mil rumores y robándome la dicha.
¡Pobre loca, solitaria, que se ocupa del vecino,
que solo sabe del barro, del hedor y de la asfixia!
El pájaro azul
Me imagino a los padres del Pájaro Azul, animándolo a volar; a derrochar tantos cuidados, tanta tibieza, en la empresa de llenarse de luz y de vientos para hablarnos de esperanza y de ilusiones. Sin palabras; puro vuelo, puro canto… A despertarnos el anhelo de los “más allá”
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