Escribí esta Memoria como una tarea sugerida en el taller de Francés.
Por este motivo, acompaño la traducción al idioma de mi abuelo Emilio Pihen, .Le agradezco el papá que tuve; le agradezco su loca historia y su don musical, Le sigo debiendo algunas palabras y anécdotas.
Mi familia estaba muy comprometida con la Iglesia Católica. Yo iba al Colegio de las Esclavas desde el Jardín de Infantes; ellas le daban mucha importancia a la Misa, al Rosario y a las fiestas religiosas en general.
Las Hermanas nos hacían "Madrinas" de un "africanito". El precio era el valor de un "chatre", una golosina que se vendía en el recreo. Se retiraba uno solo y se pagaban dos. Se llenaba una tarjetita llena de angelitos rubios y gordos, que mostraban, en un recuadro florido, el precio del madrinazgo. En ese tiempo, las miserias de la posguerra y la labor de los misioneros en Äfrica eran nuestras fuentes de agradecimiento a Dios. .¡Estábamos tan lejos de todo eso!
Todos rezábamos el Rosario por la Paz del Mundo y los niños de África.
Yo recuerdo especialmente el Mes de María, una de las primeras celebraciones para preparar la Navidad. Se extendía entre el 8 de noviembre y el 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción. Ese día se celebraban las Primeras Comuniones.
Eran meses de plena primavera. En ese lapso, íbamos todas las tardes a la iglesia a llevar flores para la Virgen y rezar el Rosario.
Nos acompañaban nuestras familias, pero los niños éramos los protagonistas centrales.
Entrábamos en fila por el centro del templo, vestidos de fiesta y con grandes ramos de flores en las manos. Cantábamos una canción muy antigua que todos sabían, hasta nuestras bisabuelas.
«Venid y vamos todos, con flores a porfía; con flores a María, que madre nuestra es.
De nuevo aquí nos tienes, purísima doncella, más que la luna, bella, postrados a tus pies»
La iglesia lucía muy iluminada, Cantábamos muy, muy fuerte, alegres y emocionados.
Las flores preferidas eran las azucenas, pero en mi casa solo había calas. Yo envidiaba a los chicos que llevaban azucenas; no me gustaban las calas; ni siquiera hoy me gustan.
Una vez (creo que una sola vez) le robé una azucena a una pequeñita distraída. Pero la monja me pilló y me hizo devolverla. Y le avisó a mi mamá...
¡Qué vergüenza!
Desde entonces, mi mamá me recordó que me confesara por envidiosa; por no estar contenta con lo que Dios me daba.
No recuerdo qué me dijo el capellán, pero yo sola me impuse una penitencia: no robar dulce de leche por una semana, y un Ave María por mis dos ahijaditos desconocidos y hambrientos.
Un souvenir de mon enfance
Je me
souviens particulièrement du Mois de Marie, l'une des premières célébrations
pour préparer Noël. C'était au milieu du printemps. Il se déroule du 8 novembre
au 8 décembre, fête de l'Immaculée Conception. Ce jour-là,
les premières communions ont été célébrées.
Pendant ce temps, nous allions à l'église tous les
après-midi pour apporter des fleurs à la Sainte Vierge et prier le Sancte
Rosaire. Nos familles nous accompagnaient, mais les enfants étaient les
protagonistes centraux.
Nous traversions le centre du temple, habillés comme
pour une fête et avec de gros bouquets de fleurs à la main. Nous chantions une
très vieille chanson que tout le monde connaissait, même nos
arrière-grands-mères.
« Venez et nous irons tous, avec beaucoup de fleurs ;
avec des fleurs à Marie, qui est notre mère.
Ici encore, vous nous avez. Tu es la jeune femme la plus pure,
plus que la lune, belle, prosternée à tes pieds »
L'église étais très lumineuse; nous chantions heureux
et excités .très, très fort,.
Mes fleurs préférées étaient les lys (on dit azucena),
mais chez moi, il n'y avait que des lys d’eau
(qu’ón dit calas)”..
Je enviait
les enfants qui portaient des lis. Je detestais
les ”callas” ; même, aujourd'hui je ne les aime pas.
Une fois (je
pense qu'une seule fois) je volais un lys à une fille distraite. Mais la
religieuse m'a attrapé et m'a fait rendre. Quelle honte!
Depuis lors,
ma mère m'a rappelé d'aller me confesser parce que j'étais envieuse, parce que
je n'étais pas contente de ce que Dieu m'avait donné.
Nous priions
tous le Rosaire pour la paix dans le monde et les enfants d'Afrique.
A cette
époque, les misères d'après-guerre et l'œuvre missionnaire en Afrique étaient
nos sources de gratitude envers Dieu... Nous étions si loin de tout ! ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario