miércoles, 24 de mayo de 2023

REENCUENTRO

 



Hola, Alegría:
Estoy pensando… No… Estoy sintiéndote y empapándome de tu amanecer.
Como nubes oscuras y ominosas, se levantaron un día, la confusión y la impotencia.
Todo conspiró para que te alejara: desencantos, miedos, mi propia soberbia…
Dentro de mí, se oxidaban los recuerdos bellos; se teñían de amarillos y ocres de otoño reseco, y se amontonaban en el polvo de las cosas queridas; en la aridez de los silencios incómodos. Y la realidad era rígida y a la vez mohosa: costumbres, para cumplir y para sostener que todo estaba bien, que la gente se había vuelto solidaria, y que la naturaleza estaba limpia porque no había aviones.
Sí, YO estaba enojada, y TODOS nos estaban mintiendo y pisoteando. Tan enojada que no podía llorar.
Y entonces despertaste… ¿En un reproche cariñoso? ¿En un reclamo sincero de serenidad? ¿En la voz de un niño? Y me vi, luchando contra molinos de viento; perdiendo carcajadas liberadoras; saberes nuevos para seguir estando cerca… Y lloré. «Las tormentas no solo traen destrucción; también limpian.»
Y te vi arrugada, ahogada. olvidada por mí, que te necesitaba tanto…
Todo seguía igual en las noticias; pero se me había roto la coraza.
Por la grieta se coló…¿la primavera?, ¿el sentido común?.
Ahora, en esta sonrisa medio amarga que se me dibuja cuando dudo, apunta un pimpollito de cordura, de la gracia de sentirme inútil, de no entender nada… Y de querer estar viva, sobre todo, para acariciarte en las cuerdas de la guitarra, o en este teclado desde el que te escribo.
Te quiero, te abrazo, Alegría.

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