viernes, 10 de marzo de 2023

Bolero de Ravel

 Un cuento de Graciela Battagliotti, argentina.. Del libro "El último sueño"- 1996. 

Falleció ese mismo año.

https://docs.google.com/document/d/1nNjtn-6krH5CAfujb-i91Otqo7kb5zT2H-qQ-jsuzWc/edit?usp=sharing

La esposa del Primer Violín de la Orquesta Filarmónica y,  a la vez, reconocido profesor del Gran Conservatorio, aprendió con afinada habilidad y con la paciencia que le ha contagiado el maestro, la clave de combinar el ejercicio y el goce del arte con las tareas domésticas, llevadas a cabo no por necesidades económicas sino por placer, casi como el que produce la contemplación de la belleza. Por eso, en los calurosos atardeceres de verano, allá, en las afueras de la ciudad, adonde viven cómodamente instalados en esa pequeña mansioncilla de estilo colonial, con amplia galería hacia el jardín, ella se complace en ocuparse personalmente del riego del césped y de las plantas, de que la manguera los asperja suave y obsesivamente, sin eludir un rincón o una mata, con abundante agua, para lo cual esta mañana ha tenido que proveerse de treinta metros de flamante manguera y reemplazar así por esta, de agradable azul eléctrico, la ya vieja, quebrada y menos flexible

Es una placentera distracción, casi terapéutica; necesita hacerlo con frecuencia el riego mientras se sienta en la galería y su mente vuela, se pierde entre varias asociaciones, en general ,pacíficas, inocuas, intrascendentes.

No es común que el maestro esté mucho tiempo en su hogar,debido a sus obligaciones laborales que, para incrementar su felicidad, cumple con alegría ya que sus dos únicas pasiones son la música y la docencia. A lo largo de casi tres decenios de matrimonio, los dos se acompañaron mutuamente, y llenaron sus existencias con la música, supliendo así la falta de hijos, Largas charlas, generalmente iniciadas por él y casi siempre sobre el mismo tema (aunque amplísimo) los unen en momentos de intimidad hogareña.Como la pensada estructura de una sinfonía, los temas de conversación entre los cónyuges se alternan y armonizan equilibradamente;no sólo obras musicales de todos los tiempos  y autores son motivo de pláticas cotidianas, el maestro se ha interesado durante toda su vida (y en el presente tal vez con más dedicación) por la música como un fenómeno universal componente del cosmos y como un hecho, en esencia, humano.Es versado en la descripción, uso y sonido de instrumentos de diversos tipos y épocas, aún los más exóticos;ha incursionado en el estudio de simbolismos de variadas culturas, incluyendo la actual occidental, también las reacciones con la música y los símbolos psicoanalistas, admira a Pitágoras, debido a su interés por la interdependencia de la música y la matemática; tampoco le es ajena la relación de la música con las demás artes.

Ella, después de treinta años, es también experta en alguno de estos temas, por ejemplo, los instrumentos musicales de una orquesta sinfónica. Su esposo se los fue señalando prolijamente toda vez que juntos se deleitaron con una grabación, y cuando asistían a un concierto; esto último tenía lugar siempre que no correspondiera a un concierto del maestro, circunstancia que, lógicamente, la obliga a asistir sola y, porque le place, a ubicarse en la primera fila.

Hoy el maestro volverá a medianoche, cuando finalice el ensayo, actividad de la cual debe participar cuatro días a la semana. Es posible que su esposa no lo espere levantada.Ha sido un día agotador, no sólo por la temperatura,sino porque hubo de realizar muchas tareas de índole doméstica. Por esta razón, mientras lleve acabo y supervise la cotidian ceremonia del riego, podrá gozar del anochecer, calmo y silencioso, de esta paz y ,porqué no, de la música.

La música en soledad, sin nadie que se empeñe en describir entradas, modulaciones  contrapuntos de instrumentos, casi una manía del maestro, poseedor de abundante bibliografía al respecto.

Antes de conectar la extensa manquera al grifo y colocar el aspersor en su punta, se dirige hacia el rústico b aúl donde se guardan los disco, ubicados verticalmente para una mejor y más rápida localización .El elegido es “Bolero” de Maurice Ravel, por la Orquesta Filarmónica de Berlín, versión esta que ella suele escuchar en ausencia de su esposo a quien no le satisface, (por varias razones de índole técnica y estética) cómo ha sido ejecutada la popular obra (popular aunque no falta de hermosura y  misterioso encanto).  A ella le agrada, pero no sabe por qué.  Quizás por ser más impactante. Debe saberse que la esposa del maestro no ha realizado estudios sistemáticos de música; es sólo una aficionada. y, a la vez, absorbió espontáneamente, el caudal de su esposo; ella goza de la música de una manera que se acerca más al sentir popular;  una emoción sencilla intensa, la llena toda.; siente alegría que se traduce en un reverbero en su pecho;  tristeza que se convierte en imperceptibles lágrimas.  Oir la música en soledad, sin la compañía del técnico- esposo, es una experiencia más auténtica, no tiene explicación, es un misterio y a ella le agrada vivirlo así. .

Sosteniendo los bordes del disco on las yemas de los dedos, en posición vertical (como le ha enseñado su esposo), lo ubica en la bandeja del cambiadiscos automático y acciona la palanca de arranque. Luego levantará el brazo de un dispositivo para que, sin necesidad de intervención humana, una vez finalizada la obra,se repita, si se quiere, hasta el infinito.

Abrir de par en par las anchas puertas de la sala hacia la galería, es condición imprescindible, para oir correctamente. Ahor sí, a buscar la manguera, Quince minutos, siempre la misma melodía…Ya inicia el acompañamiento rítmico, la percusión básica, allá a lo lejos, suavemente, chachachachán chan, chan

Como una advertencia, casi na insinuación honda y lejana, dulce pero también con algo de siniestro, comienza la flauta traversa a modular la melodía uqe, por motivos didácticos, cuando fue explicada por el esposo, éste la señaló como melodía uno, la cual se ejecuta dos veces; luego sigue lo que podría llamarse melodía dos, también dos veces.

Ella se va alejando hacia el borde de la galería, adonde está la manguera, y mientras tanto siente un leve fastidio porque no puede evitar el análisis de ritmos, instrumentos, tonos, no puede. Si el maestro estuviera allí le explicaría que la parte rítmica está ejecutada  por tambores, timbal y xilofón, por ejemplo, y que luego se agregarán guitarras, contrabajo para el punteado y bajo electrónico.

Treinta metros de manguera, casi tirados negligentemente en el rincón adonde acaba la galería y comienza el jardín, con el riesgo de que se quiebre.

Así, enroscada en el suelo, sugiere una enorme, delgada y larguísima serpiente; es igual a una serpiente; es una rosca de una serpiente.Cuál será la cabeza, se pregunta, y el clarinete finaliza la melodía uno.

El fagot comienza la melodía dos desgranando un sabor grave y asiático.Se ha hecho un nudo informal; esto ocurrió por enrollarla de prisa, con descuido.Ahor parece, más que nunca, una serpiente, o una inofensiva culebra. L esposa está de pie en medio de la compleja rosca, pero no experimenta daño alguno; no ha padecido el pinchazo mortal propio de estos ofidios.El encendido clarinete en tono agudo, acaba la melodía dos.. No ha dejado de experimentar toda Luego chachachachán chan, chan chachachachán chan, chan… Sonidos ondulantes del oboe, al que luego seguirá el oboe grande, o cuerno inglés (recuerda que había puntualizado el maestro) para los dos momentos de la melodía uno.}

Ya es noche de luna, con fuertes reflejos en los acantos verdes y lustrosos que están al pie del muro, al lado de ella y de la misteriosa culebra cuyos nudos está intentando deshacer, pero el animal se enrosca en sus pies, casi hasta los tobillos.Ha adquirido vida propia expresada en una notable languidez de movimientos autónomos y ondulantes, mientras la esposa lucha para pasar uno de los extremos por debajo de la rosca que ya está  llegando a sus pantorrillas, siempre inofensiva pero con movimientos acelerados por el saxo tenor que ejecuta la melodía dos.No ha dejado de experimentar la emoción que la invade toda vez que escucha esta obra: dos melodías que se reiteran y la creciente intensidad y los sonidos de distintos instrumentos que se van uniendo y ensamblando.A pesar de su confusión, recuerda que vendrá el saxo alto y empalmará, al final, con el clarinete.

Tan ensimismada por la música y por los movimientos del reptil.. .tan desconcertada … pero lejos al fondo del fondo. Se pregunta a dónde estará la clave del nudo, y piensa que debería pasar ese extremo entre las dos roscas, para tratar de desnredarlas,. pero como la culebra tiene cada vez más vida propia, no puede manejarla como un objeto.

Además, en el tiempo que duró la melodía uno del saxo soprano, con fondo de xilofón como gotas de agua que salpican un suelo de lisa piedra) y luego repetida por el clarinete junto al saxo, le ha dado otras vueltas, cinco exactamente..Por  estrategia decide no inclinarse para luchar con la parte enroscada pies y piernas, ya que le atrapará los brazos.

es la melodía dos, primero con trombón a vara, que resbala soñoliento, y luego con trompetas que hacen su entrada como si algo floreciera explotando en mil colores., lo que excita más al animal y a la vez pareciera amansarlo como por un encanto.

Un brevísimo descanso con el chachachachán chan, chan chachachachán chan, chan……constante y en aumento, con el ahora suave clanclan cluclun del arpa.,sin embargo, ya han entrado los violines nuevamente, ycon pasión ejecutan la melodía uno; luego, violines y maderas (como clasifica el maestro) La ha sorprendido desprevenida con los brazos bajos y un tanto reclinada y le ha atrfapado las manos, en el preciso momento en que suena la melodía más ejecutada por maderas y metales…chachachachán chan, chan chachachachán chan, chan…y sobrepuesto, el clanclan clan, clanclan clun clun. está casi a la alftura de su pecho, y acaba de dar otra vuelta, Ella piensa (con cierto temor), qué hará cuando llegue el final de la obra, a toda orquesta y el animal esté rodeando su cuello, entonces. Dependerá de las intenciones de la culebra, si pretende apretarla y triturarla, o solo busca el contacto corporal, el baile suave al compás de la música, que el reptil debe suponer ejecutada mágicamente, por la esposa del maestro. Si le dejara libres los pies, podría acercarse hasta el teléfono, o salir a la calle; pediría ayuda aunque se convirtiera en el hazmereir del barrio. 

La orquesta completa ejecuta la melodía uno y luego, con la melodía dos, comienzan las disonancias conmovedoras y desconcertantes. La culebra azul eléctrico se ha desanudado milagrosamente El fondo rítmico de la orquesta eleva su volumen; los golpes de timbales y platillos, pegan en el pecho y en el estómago.El animal est+a enroscado y distribuido casi prolijamente por todo el cuerpo de la esposa, desde los pies hasta el cuello, ondulándose y acariciándola. A pleno toda la orquesta para la melodía dos y para el acompañamiento rítmico.Las disonancias, los grandes golpes de timbal, los trombones, una cadencia disonante y, como cuatro explosiones, el final…

La culebra se ha recostado exhausta, en todo el cuerpo de la esposa, quien intenta desprenderse del reptil.

no obstante, por estar levantada la palanca del dispositivo automático, aún no acabado el encantamiento, ya vuelve a oirse el inicial, suave y distante, chachachachán chachachachán chan, chan…

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