martes, 7 de mayo de 2024

PRIMAVERA



PRIMAVERA
Me esforcé y  desperté de mi letargo.
Superé penas viejas y temores.
La vida tiene llantos y canciones:
amar  y perdonar son las dos voces
que armonizan mi historia.
Volteé la tierra seca de los macetones,
-mi corazón y mi cerebro enfermos-
y esgrimiendo la azada de los días
dirimí la querella entre mis sueños
y el veneno sutil de los rencores.
Entonces resembré la primavera.
y pensé en  flores.
Amanece. La vida está de fiesta.
En perfumes serenos me apapacho
como un feliz  convaleciente
que ralentiza el paso, y agradece,
la maravilla de saberse vivo
después de la dolencia.
Me río, bajo el sol de la mañana.
Y con el corazón en calma, saboreo
mi racimo sereno  de vivencias,
mis risas nuevas.

Combino  las palabras DIRIMIR, AGRADECER, PERDONAR,  VOLTEAR, ESGRIMIR, ESFORZAR, AMANECER, AMAR, SABOREAR, APAPACHAR, SUPERAR, OLVIDAR, REIR, RALENTIZAR Y ARMONIZAR (Reto de Territorio de Escritores- Set 2019



domingo, 5 de mayo de 2024

El cuarto estaba vacío (juegos narrativos/ Territorio de Escritores)



1     Avisos de wasap. Cuatro, en total, en dos segundos: tres invitaciones a brindar por el día del amigo. Placenteras. Accionó los emojis de alegría y buena onda.
Ya estaba por borrar el cuarto; demasiados festejos para un solo día.
¿ Un teléfono desconocido?… Lo abrió. ¡Ah, caramba! ¡El cuarto estaba vacío!
Hola, mamá. ¿Cambiaste el número?
¡Ay, sí, querido! ¿Ves cómo estamos controlados por estas tecnologías? ¡No te hizo falta foto, ni clave, para reconocerme!… Hay que andar alerta para cuidar la privacidad…
Sí, mamá. Buena estrategia la de mandar un audio vacío para no exponerte. Je, je.
¡Ay, no! ¡Estos dedos míos! Te invitaba a venir al geriátrico a festejar el Día del Amigo. Te espero y te extraño.
2      Atisbó por la cerradura. Respiró tranquilo. El cuarto estaba vacío; lleno de sol, de muebles, pero vacío. Todo a punto  para hacerse con la fortuna del magnate. Abrió, dio dos pasos en la habitación  y cayó al suelo, entre convulsiones dolorosísimas; una alarma se activó de inmediato, para sumarse a la tortura, mientras que una miríada de lásers venenosos atravesaba su cuerpo.
3      Los vecinos de la “villa” apagaron el incendio; pero ya era tarde. El pobre viejo yacía muerto entre los escombros humeantes de su casilla. Apretaba los cuatro bolsos mugrientos que siempre manipulaba obsesivo, y de los que nunca hablaba;  en realidad, a nadie le importaba demasiado.  
Ahora sí; la tensión del momento avivó la curiosidad. ¡Sorpresa para todos! Aunque el cuarto estaba vacío, los otros tres contenían muchísimos billetes achicharrados y joyas finísimas.


miércoles, 1 de mayo de 2024

ceremonia secreta



En la vieja casona de la viuda se apagan las luces de la casa  a las once y cuarenta y cinco  de la noche.  Instantes más tarde cruje la pared del desván, se abre la puerta y una nube de polvo, liviana baja despacito la escalera; poco a poco, al resplandor de la luna, o al fulgor de los relámpagos, emergen las dos siluetas; la viuda y el pequeño roedor; van a la cocina y ella saca de la alacena el frasco de tapa naranja. Mientras gira la cubierta, se expande un olor rancio: algo así como a queso picado y salame, mezclado con azahares; y el aire se espesa con una música de tango de los años veinte, pura guitarra y acordeón.  
El ratoncito la espía; le gusta verla en este momento: se la ve transparente y pura; un ordenado ramo de huesos envuelto en un traje de novia de aquellos tiempos.  Los largos dedos de marfil  vacían el frasco: colocan un azahar reseco en el velo amarillento; deslizan en el anular la alianza de bodas, el talismán de la felicidad, y sacan del fondo un extraño sedimento que ella lame embelesada; en su mano derecha se perfila una empanada mohosa.   Al roedor se le hace agua la boca: siempre cae alguna miguita.
 Son casi las doce.  Ambos ensayan  los primeros pasos del tango, abandonados en los brazos ausentes del otro, cada uno en su esfera de polvo luminoso.
De pronto, arrancan las campanas de un reloj de pared.  Es fascinante ver cómo, a cada una de ellas, se van diluyendo, de pies a cabeza;  en la penumbra de la cocina, pausadamente, la viuda pone todo en orden: el anillo, la tapa cerrada, el tarro en la alacena; y vuela hecha polvo hasta el viejo ropero del desván; en el doble fondo, bien escondida, está la urna en donde descansan sus restos; y junto a ella, en la cueva de algún ignoto ratón, los del marido enamorado, mujeriego y traidor.
 Desde la última brizna de polvo él sacude sus bigotes y la sigue; esperará hasta mañana cuando vuelva a perfilarse la empanada que sobró de la última cena; a las otras, las envenenadas, se las llevó la policía, como prueba, la mañana en que ella le descubrió su secreto romance.


jueves, 21 de marzo de 2024

El eterno frustrado

 El segundo obituario

Sí; yo escribí el segundo obituario cuando murió el Guille Borelli. Vecinos de casa por medio resultamos antagónicos y hasta enemigos. En el secundario me trataba como a un infeliz y encabezaba los corrillos para hacerme pisar el palito con alguna tontera; y al coro de obsecuentes se sumaban las mellizas, Graciela y Susana, preciosas, inteligentes pero más malas que las arañas; se fingían enamoradas para reírse de mí, pero jamás me invitaban a sus fiestas. Al final, Graciela se casó con el Guille, y Susana se quedó soltera sin ningún apuro; como empresaria exitosa, no quería compromisos.

Yo entré como periodista amateur en el diario del pueblo que publicaba mi tío. Los tenía siempre en la lupa para marcarlos como sospechosos de algo insólito. Pero el tío no me publicaba nada que pudiera crearle problemas, y menos si no estaba muy bien documentado. Dos notas brillantes que pergeñé sobre la conducta de sus hijos o de su cuñada aterrizaron en la papelera de reciclaje en medio de la furia de mi jefe.

A punto de pasar a planta como encargado del escobillón, ocurrió el accidente que le costó la vida al Guille. Entonces vi los cielos abiertos: redacté el falso obituario de la amante “Susana” y lo colgué en la página de trabajos de impresión para la siguiente tirada. Antes de éste se encontraba el que habían mandado publicar Graciela y sus hijos. Mi confiado compañero volvió del baño y siguió trabajando sin percatarse de nada; aquí, yo también era una cucaracha kafkiana, invisible e indeseable.

Pero nadie tomó en cuenta la publicación adulterada; en el apuro omití escribir el nombre del difunto… A pesar de la coincidencia cronológica, ¿quién no tiene una amante? ¿por qué no puede llamarse Susana?

Sí; aquí estoy yo, el eterno frustrado; ni siquiera tengo una amante que se llame Susana.

domingo, 11 de febrero de 2024

Historia de cuatro preciosas polleras


Esta soy yo, a los ocho o nueve años, acompañando a mi tía, LA MODISTA, a “La Moda” la mercería en donde se nutrían mis cuentos de hadas.

­—Buenos días, señorita Segunda­—saluda con voz untuosa y varonil, el señor Pérez, dueño de la mercería (y del corazón de mi tía, según las malas lenguas…)

—Hola, nena.

—Bebita, contestale al señor… ¡Ay, esta chiquita!

 

Pero yo ya no era Bebita. Era una loca soñadora perdida. Me extasiaban las paredes llenas de botones, y mis fantasías caminaban por esos caminitos de hueso o de nácar, (o de oro y plata… ¿por qué no?) ...Era como un sendero misterioso… luminoso.

Revoloteaba como una mariposa, de unos a otros botones, que, para entonces, ya eran como flores en el campo. Y me posaba en la puerta de la vitrina donde lucían las muestras de cintas, puntillas y elásticos: rositas rococó, zig—zags multicolores, bebé, cinta patria, fayetina, raso… Rosa y celeste, nena o varón, broderie, casamiento, primera comunión, los quince…

A mi alrededor, seguiría la bulla de los “buenos días, señora”, “cómo está, don Pérez”, “hola, Segu”, “estas cintas son muy caras, don Pérez…”

Yo ya no era mariposa. Era un ratoncito que asomaba el hocico entre las perchas de pañuelos de colores y estolas de seda… Y de pronto, ya no ratoncito, sino princesa encantada, envuelta en ese torbellino de elegancia fresca.

Y, de pronto, mi propia inspiración: “esta cinta cordonét blanca y este hilo de bordar, amarillo huevo”…

—Tía… Mirá qué bonito para bordar margaritas en una pollera azul.

—Qué buen gusto, nena—comenta don Pérez.

—10 metros de cordoné, 10 madejitas de hilo amarillo…

Y ese otoño, mis cuatro hermanas y yo, estrenamos las preciosas polleras…

Homenaje a mi tía, Segunda Pereira Calvo,

 la modista afamada de nuestro pueblo…

 La mano derecha de nuestra mamá…

y el hada buena de nuestros sueños.

viernes, 5 de enero de 2024

NOCHE ESPECIAL



DE PIE MIRANDO EL CIELO
En lo alto de la noche se deleitan
Con la magia chispeante
Los tres Magos.
Y gozan tanta luz, sin desviarse
De  La Estrella Especial que los fascina
Y que marca sus pasos.
Sabios son, porque la van siguiendo
En busca del porqué de tanta magia.
Porque siguen su viaje esperanzado
Pese al sol, o a las nubes que la tapan.
***
Ya está cerca Belén, según sus cálculos.
Los camellos cansados se han dormido
Al borde del oasis.
A esta hora, en brazos de sus padres,
Mirando las estrellas,
Algún Rey Pequeñito está llamándolos.
***
Noche de Reyes Magos…
Magia de sueños que vamos siguiendo
Y que vemos brillar cuando ponemos
Zapatos de esperanza, en nuestra puerta…
Y nos quedamos un ratito más,
De pie, mirando el cielo.
B. P 2022