domingo, 20 de diciembre de 2020

LA VIDA RÍE, DUELE, PASA


I- Nada era más bonito,

más sublime,

que ver amanecer en Los Gigantes.

Nada tan cálido, tan nuestro,

como hacer un fogón y trasnocharnos

guitarreando y buscando los perfiles

de la utopía;

o robarse algún beso, y prometerse

ingenuas fantasías.

 

II- Nada hizo tanto ruido y dolió tanto

como aquella caída en el espanto,

en las guitarras rotas y las voces muertas

y los fogones fríos,

y los besos perdidos.

 

III-  No pudimos volver, por muchos años;

algunos, nunca más...

La tormenta pasó, pues todo pasa.

La vida sigue, ya no somos  niños.

Con inconsciente fuerza, Los Gigantes

se elevan impasibles hacia el cielo, todavía.

No hay comentarios:

Publicar un comentario