VOLVÍ A ENFOCAR SU FIGURA UNIFORMADA EN LA MIRILLA DEL RIFLE
Lo tenía bien localizado: allí estaba en cuclillas, vestido con los andrajos del uniforme. Mientras bebía, el caballo pastaba a su lado.
Dentro de mi alma, latían como tambores las consignas que me habían asignado:
—
¡Vivo o muerto!
—
¡La Patria lo exige!
—
¡Y mejor
vivo! ¡Que sea fusilado!
En la mirilla, él aparecía
solitario, desnutrido y sucio; pero no vencido; su tensa figura reptó
hacia el animal.
Yo esperaba el mejor momento.
Volví a enfocar, y disparé mal cuando se alejaba al galope.
Porque las consignas de la amistad ahogaron las del capitán.
2° parte, publicada en Sttorybox
Te perdiste al galope ; ni siquiera habrás imaginado que la muerte y yo estábamos tan cerca.
Y mientras se asentaba la polvareda, yo intuía mi partida.
<> Mi corazón latía estremecido de miedo, de tristeza y de orgullo.
Le arranqué tu muerte al destino. Y la clavé en mi pecho; en mi corazón que romperían los fusiles cuando me encontraran las patrullas.
2° parte, publicada en Sttorybox
Te perdiste al galope ; ni siquiera habrás imaginado que la muerte y yo estábamos tan cerca.
Y mientras se asentaba la polvareda, yo intuía mi partida.
<> Mi corazón latía estremecido de miedo, de tristeza y de orgullo.
Le arranqué tu muerte al destino. Y la clavé en mi pecho; en mi corazón que romperían los fusiles cuando me encontraran las patrullas.
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