miércoles, 24 de mayo de 2023

COMPAÑERO

 RETO LIBRE 142: LOS SENTIMIENTOS

Compañero (Prosa)
Cuando se fueron todos, di media vuelta y me fui a llorar sin lágrimas. Me senté al borde de la cama que acababa de quedar, para siempre, vacía de su presencia.
Tristeza, desconcierto, ira, … Esos sentimientos eran como un ovillo enredado e impreciso, atascado dentro de mí.
Entonces el perro se acercó y apoyó el hocico sobre mis rodillas, sobre mis manos.
¡Cuántas veces trajiné las jornadas sin atenderlo mucho más que a los mueblos que desempolvaba! ¡Tantas veces lo eché al patio, sin contemplaciones! Y en esta instancia de dolor, me agradecía, sin alharacas, su fuente de agua, su balanceado, su vacuna… ¿Mi presencia?
Y me miró, me miró… Y me hizo llorar… Muchas veces.
Como quien limpia una ventana, con cada sollozo, cada hipo, cada lagrimón, se iba asomando la cordura; y se asomaba el cielo, el jardín; y la colina de esfuerzos que había que seguir superando; la sabiduría de soltar, aceptar y seguir caminando.
Los perros son así… ¡Tan sensibles a los sentimientos más íntimos!

REENCUENTRO

 



Hola, Alegría:
Estoy pensando… No… Estoy sintiéndote y empapándome de tu amanecer.
Como nubes oscuras y ominosas, se levantaron un día, la confusión y la impotencia.
Todo conspiró para que te alejara: desencantos, miedos, mi propia soberbia…
Dentro de mí, se oxidaban los recuerdos bellos; se teñían de amarillos y ocres de otoño reseco, y se amontonaban en el polvo de las cosas queridas; en la aridez de los silencios incómodos. Y la realidad era rígida y a la vez mohosa: costumbres, para cumplir y para sostener que todo estaba bien, que la gente se había vuelto solidaria, y que la naturaleza estaba limpia porque no había aviones.
Sí, YO estaba enojada, y TODOS nos estaban mintiendo y pisoteando. Tan enojada que no podía llorar.
Y entonces despertaste… ¿En un reproche cariñoso? ¿En un reclamo sincero de serenidad? ¿En la voz de un niño? Y me vi, luchando contra molinos de viento; perdiendo carcajadas liberadoras; saberes nuevos para seguir estando cerca… Y lloré. «Las tormentas no solo traen destrucción; también limpian.»
Y te vi arrugada, ahogada. olvidada por mí, que te necesitaba tanto…
Todo seguía igual en las noticias; pero se me había roto la coraza.
Por la grieta se coló…¿la primavera?, ¿el sentido común?.
Ahora, en esta sonrisa medio amarga que se me dibuja cuando dudo, apunta un pimpollito de cordura, de la gracia de sentirme inútil, de no entender nada… Y de querer estar viva, sobre todo, para acariciarte en las cuerdas de la guitarra, o en este teclado desde el que te escribo.
Te quiero, te abrazo, Alegría.

jueves, 4 de mayo de 2023

CARNAVALITO


Que si las miradas de los otros. Que si los atropellos. Que si el vacío y la ingratitud…

Ella tira al canasto el enésimo pañuelito de papel.  Calcula que podría rellenar con todos ellos un confortable colchón para echarse a mirar el techo mientras transcurren las estaciones. Calcula que podría exprimirlos y salvar al planeta de la crisis del agua.

La vida es un carnaval… Todos los cabritos siguen brincando por sus propios senderos, rumiando sus carnavalitos personales; todos los disfraces se ajaron, o les fueron quedando chicos.

El suyo- la incólume, valiente, indispensable- la está ahogando.  Es la Súper Chiva y está balando por todas sus arrugas y por sus cicatrices maquilladas.

 Tántarantántan Tántarantán… Llegando está el Carnaval… ¿Hora de cambiar el disfraz?...

¿Hora de quedarse desnuda ante sí misma y amarse de verdad?

El psicólogo dice: Usted dirá, cuándo volvemos a vernos.

—En mi próxima Cuaresma, si es que llego…

lunes, 24 de abril de 2023

A mis edades


Doce años: Ayer a la  tarde; paseando con mi hermana  mayor, escuchamos risas entre las matas.  

—Chist— me dijo. Y fuimos de puntillas para espiar. 

Vimos a dos pueblerinos que jugaban y gritaban como cachorritos felices, desmelenados y medio desnudos.  Aurora me alejó de un tirón, pero yo alcancé a ver a la muchacha, con las piernas morenas al aire, y el chico en medio de ellas, arrodillado, brincando; y los dos riendo a carcajadas. 

—¿Qué hacen? 

—¡Cogen! ¡Son indecentes y se cogen al aire libre! Y no digas nada.

Trece años: Anoche leí en escondidas un pedacito del “Cantar de los Cantares”: «Mi amado metió la mano por el resquicio de la puerta y mi vientre se estremeció. Me levanté para abrirle a mi amado, y de mis dedos se escurrió la mirra sobre la aldaba, y de mi mano goteó la mirra». Reconocí ese estremecimiento, ese latido más allá de los muslos. Y me dieron ganas de pecar, y me toqué. Sí, es muy especial; hay algo húmedo, tal vez sea mirra. Una fuerza nueva pujaba mis caderas hacia arriba y me hacía bailar, como si estuviera llena de música. Creo que lo repetiré; estos pecados se confiesan… y todo bien.

Pero hoy pasó algo terrible: me dolía el vientre y salía sangre.  ¿Sería un castigo? Se lo conté a mi madre.  

—Ya eres mujer. Cuida tu honra; que nadie te toque. No quiero niños antes de que te cases. Y cállate.

Quince años: Aurora está de novia. Estamos bordando su ajuar: sábanas de seda con un agujero “para que la mujer no muestre al marido sino lo imprescindible para ser la madre de sus hijos”

—¿Qué es lo imprescindible?— Silencio… risitas… 

—Por donde sangramos— explica mamá, muy avergonzada.—Ya sabrás cuando te cases. Y cállate.

— ¿Porqué el agujero, como si fuera la boca del retrete?

Risitas. 

Saqué conclusiones: «Sangrado, hijos, matrimonio, “mi amado metió la mano”…  Debe ser… Así es como funciona, entonces…» Y fui aprendiendo.

Dieciséis años: Hoy conocí a Federio. Me contó que algún día le gustaría amar y tener hijos. Estar con él agita mi vientre y mi corazón. 

Otra vez con Federico: Dijo que me ama y me desea.  Lo entendí: “quiero casarme contigo”. 

«Sí; deseo casarme con él, sin ninguna sábana especial.» 

Nadie nos ve; me dejo recostar y  tiemblo cuando me besa detrás de una diamela.

70 años: Viuda de Federico, desde el año pasado...Hoy vino mi nieta adolescente... Le leí este cuento, a modo de "apoyo iniciático"

-- ¡ ¡Ay, abu!! ¡Qué pavotes! ¿En serio lo aprendiste así?




jueves, 13 de abril de 2023

Cuento (casi patriótico de amores y sabores


Esta evocación sirve de momento de meditación trascendente, para empezar a hacer dulce de naranjas amargas.

¿Cómo era la receta del dulce de naranjas en gajitos?… Venía probando desde que se me pintaron las primeras canas. Tal vez porque estaba sola y llena de nostalgias.

 Primero recurrí a mi memoria oxidada y enredada: muñecas, canciones y rodillas peladas; jugar a las visitas con el juego de té de la abuela; con ella al frente, por supuesto, olorosa a naranjas. El sabor revivía, pero la receta, no.

Anudadas a mis caóticas evocaciones, revoloteaban las Canciones Patrias, y se alzaban en alabanzas al talento de los años cuarenta y cincuenta, par

Gloria y loor a las delicias caseras de la infancia: el arroz con leche, las milanesas tamaño baño, y los churros, y los pastelitos… Todo esto se consigue hoy en el súper, aunque venga enlatado, o empaquetado, o frizzado. Pero hay algunas especialidades… ¿cómo decirlo? irrepetibles e inolvidables.

Alta en el cielo, la voz de gratitud y admiración, por ese talento maravilloso de hacer algo con lo que había: torrejas y budín de pan viejo; mermeladas de todo lo imaginable, guisos redentores de los restos varios de carnes, arroces y fideos…

Audaz se eleva cada una de esas memorias prodigiosas que compartían recetas a través de las generaciones.

Y que, aunque Internet ayuda, se van perdiendo… A menos que revivamos el diálogo con el más allá.

Estoy segura; porque el dulce de naranja amarga no figura ni en internet. ¡Al menos, un par de recetas que conseguí, incluían esencia de naranja amarga, aplicada a naranjas comunes!, y ¡horror! ...edulcorante.

Lo cierto es que se lo he prometido a mis nietos, y no me acuerdo de la receta. Sí, de los rituales familiares que incluían cosechar las naranjas en el patio de la casa, exprimirlas, pelarlas, cepillar y picar las cáscaras… No había celulares para entretener a la turba de mocosos saludables e invasivos.

Aquí estoy en mi cocina, armada de dos naranjas que gentilmente me regaló una vecina.

—No tengo más­­- me dijo-. Las tiramos a la basura cuando aparecen.


«¿Cómo era?... ¿Con pepas o sin pepas? ¿Se maceraban en cal viva durante una noche?»

— ¡Pero, no! ¡Eso es para el zapallo en cubitos! ¡Te lo enseñé mil veces!

— ¡Abuela; no te metas así en mi cocina! Dame alguna señal cuando vengas de visita. Me dan palpitaciones.

— Bah, Doña Angustias… Calladita. Sentate y cerrá los ojos. ¡Vamos! ¡Sin miedo, que estoy en el Paraíso y no necesito espantar a nadie!

Un soplo de brisa desde el patio. ¿
O una caricia de la abuela? Una caricia que desprende sabores… sensaciones… tiempos… técnicas…


— Tenés las manos tibiecitas. Como si…no…

— Como si estuviera viva. ¡Sí, señorita! ¡El amor no muere! Respirá hondo y contá hasta cinco

— … tres, cuatro, cinco. «¿Fue un beso?» 

¡Ah, cierto! ¡Se dejaban en salmuera toda la noche… Después se lavaban bien a fondo y se dejaban impregnar de almíbar. ¡Uy. Ya te fuiste!

Me asomo a la puerta del jardín. Por detrás de la copa brillante y dorada del naranjo, se escapa una nube preciosa, regordeta y sonrosada. En el enredo de memorias y emociones, me repica “azul un ala” sabe Dios por qué…  Le digo ¡gracias! Y le soplo un beso.

A lavar naranjas…


lunes, 10 de abril de 2023

Colores y música

 COLORES Y PANDERETAS (Verso)


¡Oh, mi cajita de lápices pintadora de mil rosas,

un cielo limpio y soleado,

un mar con cinco barquitos bogando hacia un horizonte

de luces maravillosas!

¡Oh, mi simple pandereta, recolectora de coplas!
¡Oh, mi guitarra constante, compañera de mi canto!
 
¡Un enjambre de canciones, remolino de esperanza!

Es que en cada vericueto de las sonajas plateadas
en cada arpegio y rasgueo de las cuerdas afinadas, 

se esconde un fiel exorcista

de violencias y pesares.

Cuando duelen los calambres en el alma agarrotada

porque la rutina pesa;

cuando las desavenencias 
apedrean el camino

y naufraga la conciencia,

con sinceridad rebusco en mi mochila gastada,

y encuentro en sus recovecos

un sol dorado y ardiente:

colores y panderetas
y  una guitarra afinada. 

domingo, 9 de abril de 2023

LA RECETA DE LA ABUELA

 RECETA DE LA ABUELA (Prosa)

domingo, 19 de marzo de 2023

LA MATINÉE DE LA SIESTA...

Hoy me hace falta “jugar a que yo era”…una nena que está en el cine…

 Una ramita de abeto, me pincha la cara. Un respingo… Me aferro a la butaca…  

Mis ojos se abren, enormes, ante el paisaje nevado

Yo, Elizabeth Taylor, cabalgo feliz, con mi casaca roja. Lassie va conmigo.

Un escalofrío… Un zumbido…

De pronto, me poso, como una libélula sobre una roca. Nada de nieve, ni de abetos.

«¡Socorro!»

Me asomo al desierto.

¡Los sioux han enterrado hasta el cuello al Llanero Solitario y a Toro, su amigo!  

 Logro salvarlos, con ayuda de Lassie, que me ha seguido.

 «¡Arriba, Plata!. ¡Vamos, Toro!»

El calor es intenso. ¡Arde una diligencia! 

Soy Grace. Me asomo por la ventanilla enmarcada de fuego. ¡Cómo grito y me tironeo los bucles! El Llanero es muy eficiente; me levanta en andas y me sube a su caballo.

Espero ansiosa, como la sobreviviente de los sioux, el beso que llegará, a contraluz del ocaso, bajo las alas del sombrero pulcro; y me siento abrazada, recostada sobre esa camisa impoluta, vencedora del desierto y la violencia.

¿Toro?   De puro discreto, estará orando a Manitú, para no molestar la escena final.

Señora, ya he sacado el nervio de la muela. ¿Cómo se siente?

Una máscara…¡El Llanero Solitario!

¡Bien, doctor!  ¡Buenas tardes!

 Debe abonar en secretaría.

¿Qué dice?...

Tenso, el dentista se transforma en un apache desconfiado.

Sonrío.

Ja, ja, ja. Es una broma. Es que me gusta mucho jugar.


  

jueves, 16 de marzo de 2023

MÁS ALLÁ DEL HORROR



Hola, amigos de EL TINTERO DE ORO

Este texto se inspira en una escna de "El Pianista", estrenada en 2002
No sé si por su forma (poesía), puede sumarse a la convocartoria actual. Pero me gusta darlo a conocer.
Lánguido, desfalleciente,
Junto a un piano prohibido
aparece
el ratón evasivo, condenado al exilio
del sabor del espíritu…
Encallecida el alma, enfrenta al enemigo.
No teme; casi espera ansioso
la libertad que puede darle
el balazo maníaco..
Y de pronto, la orden: ¡Toca!
Wladyslaw (¿Federico?) transita

desconfiado, al principio,

el teclado perdido.
Y sus dedos renacen. Su corazón estalla
de dolor y de vida.
Y desde el piano, enciende
la estrella de un milagro.
Los horrores se apagan y caen las murallas
en ese instante eterno
de comprensión fraterna,
de esperanza, de vida.
El Pianista-2002




viernes, 10 de marzo de 2023

Bolero de Ravel

 Un cuento de Graciela Battagliotti, argentina.. Del libro "El último sueño"- 1996. 

Falleció ese mismo año.

https://docs.google.com/document/d/1nNjtn-6krH5CAfujb-i91Otqo7kb5zT2H-qQ-jsuzWc/edit?usp=sharing

La esposa del Primer Violín de la Orquesta Filarmónica y,  a la vez, reconocido profesor del Gran Conservatorio, aprendió con afinada habilidad y con la paciencia que le ha contagiado el maestro, la clave de combinar el ejercicio y el goce del arte con las tareas domésticas, llevadas a cabo no por necesidades económicas sino por placer, casi como el que produce la contemplación de la belleza. Por eso, en los calurosos atardeceres de verano, allá, en las afueras de la ciudad, adonde viven cómodamente instalados en esa pequeña mansioncilla de estilo colonial, con amplia galería hacia el jardín, ella se complace en ocuparse personalmente del riego del césped y de las plantas, de que la manguera los asperja suave y obsesivamente, sin eludir un rincón o una mata, con abundante agua, para lo cual esta mañana ha tenido que proveerse de treinta metros de flamante manguera y reemplazar así por esta, de agradable azul eléctrico, la ya vieja, quebrada y menos flexible

Es una placentera distracción, casi terapéutica; necesita hacerlo con frecuencia el riego mientras se sienta en la galería y su mente vuela, se pierde entre varias asociaciones, en general ,pacíficas, inocuas, intrascendentes.

No es común que el maestro esté mucho tiempo en su hogar,debido a sus obligaciones laborales que, para incrementar su felicidad, cumple con alegría ya que sus dos únicas pasiones son la música y la docencia. A lo largo de casi tres decenios de matrimonio, los dos se acompañaron mutuamente, y llenaron sus existencias con la música, supliendo así la falta de hijos, Largas charlas, generalmente iniciadas por él y casi siempre sobre el mismo tema (aunque amplísimo) los unen en momentos de intimidad hogareña.Como la pensada estructura de una sinfonía, los temas de conversación entre los cónyuges se alternan y armonizan equilibradamente;no sólo obras musicales de todos los tiempos  y autores son motivo de pláticas cotidianas, el maestro se ha interesado durante toda su vida (y en el presente tal vez con más dedicación) por la música como un fenómeno universal componente del cosmos y como un hecho, en esencia, humano.Es versado en la descripción, uso y sonido de instrumentos de diversos tipos y épocas, aún los más exóticos;ha incursionado en el estudio de simbolismos de variadas culturas, incluyendo la actual occidental, también las reacciones con la música y los símbolos psicoanalistas, admira a Pitágoras, debido a su interés por la interdependencia de la música y la matemática; tampoco le es ajena la relación de la música con las demás artes.

Ella, después de treinta años, es también experta en alguno de estos temas, por ejemplo, los instrumentos musicales de una orquesta sinfónica. Su esposo se los fue señalando prolijamente toda vez que juntos se deleitaron con una grabación, y cuando asistían a un concierto; esto último tenía lugar siempre que no correspondiera a un concierto del maestro, circunstancia que, lógicamente, la obliga a asistir sola y, porque le place, a ubicarse en la primera fila.

Hoy el maestro volverá a medianoche, cuando finalice el ensayo, actividad de la cual debe participar cuatro días a la semana. Es posible que su esposa no lo espere levantada.Ha sido un día agotador, no sólo por la temperatura,sino porque hubo de realizar muchas tareas de índole doméstica. Por esta razón, mientras lleve acabo y supervise la cotidian ceremonia del riego, podrá gozar del anochecer, calmo y silencioso, de esta paz y ,porqué no, de la música.

La música en soledad, sin nadie que se empeñe en describir entradas, modulaciones  contrapuntos de instrumentos, casi una manía del maestro, poseedor de abundante bibliografía al respecto.

Antes de conectar la extensa manquera al grifo y colocar el aspersor en su punta, se dirige hacia el rústico b aúl donde se guardan los disco, ubicados verticalmente para una mejor y más rápida localización .El elegido es “Bolero” de Maurice Ravel, por la Orquesta Filarmónica de Berlín, versión esta que ella suele escuchar en ausencia de su esposo a quien no le satisface, (por varias razones de índole técnica y estética) cómo ha sido ejecutada la popular obra (popular aunque no falta de hermosura y  misterioso encanto).  A ella le agrada, pero no sabe por qué.  Quizás por ser más impactante. Debe saberse que la esposa del maestro no ha realizado estudios sistemáticos de música; es sólo una aficionada. y, a la vez, absorbió espontáneamente, el caudal de su esposo; ella goza de la música de una manera que se acerca más al sentir popular;  una emoción sencilla intensa, la llena toda.; siente alegría que se traduce en un reverbero en su pecho;  tristeza que se convierte en imperceptibles lágrimas.  Oir la música en soledad, sin la compañía del técnico- esposo, es una experiencia más auténtica, no tiene explicación, es un misterio y a ella le agrada vivirlo así. .

Sosteniendo los bordes del disco on las yemas de los dedos, en posición vertical (como le ha enseñado su esposo), lo ubica en la bandeja del cambiadiscos automático y acciona la palanca de arranque. Luego levantará el brazo de un dispositivo para que, sin necesidad de intervención humana, una vez finalizada la obra,se repita, si se quiere, hasta el infinito.

Abrir de par en par las anchas puertas de la sala hacia la galería, es condición imprescindible, para oir correctamente. Ahor sí, a buscar la manguera, Quince minutos, siempre la misma melodía…Ya inicia el acompañamiento rítmico, la percusión básica, allá a lo lejos, suavemente, chachachachán chan, chan

Como una advertencia, casi na insinuación honda y lejana, dulce pero también con algo de siniestro, comienza la flauta traversa a modular la melodía uqe, por motivos didácticos, cuando fue explicada por el esposo, éste la señaló como melodía uno, la cual se ejecuta dos veces; luego sigue lo que podría llamarse melodía dos, también dos veces.

Ella se va alejando hacia el borde de la galería, adonde está la manguera, y mientras tanto siente un leve fastidio porque no puede evitar el análisis de ritmos, instrumentos, tonos, no puede. Si el maestro estuviera allí le explicaría que la parte rítmica está ejecutada  por tambores, timbal y xilofón, por ejemplo, y que luego se agregarán guitarras, contrabajo para el punteado y bajo electrónico.

Treinta metros de manguera, casi tirados negligentemente en el rincón adonde acaba la galería y comienza el jardín, con el riesgo de que se quiebre.

Así, enroscada en el suelo, sugiere una enorme, delgada y larguísima serpiente; es igual a una serpiente; es una rosca de una serpiente.Cuál será la cabeza, se pregunta, y el clarinete finaliza la melodía uno.

El fagot comienza la melodía dos desgranando un sabor grave y asiático.Se ha hecho un nudo informal; esto ocurrió por enrollarla de prisa, con descuido.Ahor parece, más que nunca, una serpiente, o una inofensiva culebra. L esposa está de pie en medio de la compleja rosca, pero no experimenta daño alguno; no ha padecido el pinchazo mortal propio de estos ofidios.El encendido clarinete en tono agudo, acaba la melodía dos.. No ha dejado de experimentar toda Luego chachachachán chan, chan chachachachán chan, chan… Sonidos ondulantes del oboe, al que luego seguirá el oboe grande, o cuerno inglés (recuerda que había puntualizado el maestro) para los dos momentos de la melodía uno.}

Ya es noche de luna, con fuertes reflejos en los acantos verdes y lustrosos que están al pie del muro, al lado de ella y de la misteriosa culebra cuyos nudos está intentando deshacer, pero el animal se enrosca en sus pies, casi hasta los tobillos.Ha adquirido vida propia expresada en una notable languidez de movimientos autónomos y ondulantes, mientras la esposa lucha para pasar uno de los extremos por debajo de la rosca que ya está  llegando a sus pantorrillas, siempre inofensiva pero con movimientos acelerados por el saxo tenor que ejecuta la melodía dos.No ha dejado de experimentar la emoción que la invade toda vez que escucha esta obra: dos melodías que se reiteran y la creciente intensidad y los sonidos de distintos instrumentos que se van uniendo y ensamblando.A pesar de su confusión, recuerda que vendrá el saxo alto y empalmará, al final, con el clarinete.

Tan ensimismada por la música y por los movimientos del reptil.. .tan desconcertada … pero lejos al fondo del fondo. Se pregunta a dónde estará la clave del nudo, y piensa que debería pasar ese extremo entre las dos roscas, para tratar de desnredarlas,. pero como la culebra tiene cada vez más vida propia, no puede manejarla como un objeto.

Además, en el tiempo que duró la melodía uno del saxo soprano, con fondo de xilofón como gotas de agua que salpican un suelo de lisa piedra) y luego repetida por el clarinete junto al saxo, le ha dado otras vueltas, cinco exactamente..Por  estrategia decide no inclinarse para luchar con la parte enroscada pies y piernas, ya que le atrapará los brazos.

es la melodía dos, primero con trombón a vara, que resbala soñoliento, y luego con trompetas que hacen su entrada como si algo floreciera explotando en mil colores., lo que excita más al animal y a la vez pareciera amansarlo como por un encanto.

Un brevísimo descanso con el chachachachán chan, chan chachachachán chan, chan……constante y en aumento, con el ahora suave clanclan cluclun del arpa.,sin embargo, ya han entrado los violines nuevamente, ycon pasión ejecutan la melodía uno; luego, violines y maderas (como clasifica el maestro) La ha sorprendido desprevenida con los brazos bajos y un tanto reclinada y le ha atrfapado las manos, en el preciso momento en que suena la melodía más ejecutada por maderas y metales…chachachachán chan, chan chachachachán chan, chan…y sobrepuesto, el clanclan clan, clanclan clun clun. está casi a la alftura de su pecho, y acaba de dar otra vuelta, Ella piensa (con cierto temor), qué hará cuando llegue el final de la obra, a toda orquesta y el animal esté rodeando su cuello, entonces. Dependerá de las intenciones de la culebra, si pretende apretarla y triturarla, o solo busca el contacto corporal, el baile suave al compás de la música, que el reptil debe suponer ejecutada mágicamente, por la esposa del maestro. Si le dejara libres los pies, podría acercarse hasta el teléfono, o salir a la calle; pediría ayuda aunque se convirtiera en el hazmereir del barrio. 

La orquesta completa ejecuta la melodía uno y luego, con la melodía dos, comienzan las disonancias conmovedoras y desconcertantes. La culebra azul eléctrico se ha desanudado milagrosamente El fondo rítmico de la orquesta eleva su volumen; los golpes de timbales y platillos, pegan en el pecho y en el estómago.El animal est+a enroscado y distribuido casi prolijamente por todo el cuerpo de la esposa, desde los pies hasta el cuello, ondulándose y acariciándola. A pleno toda la orquesta para la melodía dos y para el acompañamiento rítmico.Las disonancias, los grandes golpes de timbal, los trombones, una cadencia disonante y, como cuatro explosiones, el final…

La culebra se ha recostado exhausta, en todo el cuerpo de la esposa, quien intenta desprenderse del reptil.

no obstante, por estar levantada la palanca del dispositivo automático, aún no acabado el encantamiento, ya vuelve a oirse el inicial, suave y distante, chachachachán chachachachán chan, chan…

miércoles, 15 de febrero de 2023

DIGAN QUE YO…

 

Participo con esto relato en el  Concurso n° 35, de El Tintero de Oro.




Termina la Misa. Antonia enrosca el rosario en la mano, y lo guarda en su bolso. Después camina airosa , sin bastón ni anteojos, hacia la salida de la Catedral.

Ya ha dispuesto su mañana para vivir en paz con Dios y con el mundo.

Con gestos seguros, derechita, como que no le pesan los ochenta, se sienta en la plaza, a la sombra de una Santa Rita.


 Al frente, la cola del Banco Nación se estira y da la vuelta al manzano. Día de pago a los jubilados. 30°…Toda la mañana al rayo del sol…Dos filas bien prensaditas: los “discapacitados varios” y los “sanos”, digamos…

 «¡Pobres idiotas!» masculla como autómata.«Gracias por el Home Banking»... 

 Abre su bolso y saca de un tuppercito, un par de empanadas… También la botellita del agua. 

« Hay que vivir para ver…Viven llenos, de miedos y se vienen a cobrar como hace  cuarenta años»…

El pobre Custodio, que Dios le dio al nacer, le sopla un airecito y unos trinos desde la Santa Rita… Sonríe. Dios te ama, La vida es bella

—Linda mañana, realmente…Me la merezco por mi vida correcta y fructífera.

Y entonces, al frente, los pacientes jubilados se impacientan:

—¡¿Qué?! ¿Que están en asamblea? ¿Que son quince minutos, no más?  ¿Que se cayó el sistema?

«Hay que ver… Qué flojera para aprender a usar los MMC… Hay que actualizarse… Todo se hace por la web…No se puede andar detrás de hijos y nietos para que hagan tus trámites…Digan que yo, soy una luz con esto de la compu…No hago una cola nunca jamás…»

Dios te ama, Sonríe. La vida es bella si pones de tu parte.

Vuelve a las empanadas…Mastica despacito sin sacar los ojos del gentío…

«Después se hacen los liberados porque putean si están enojados. No van a misa, y no se oponen a las malas costumbres de estos tiempos».

«Digan que yo…me manejo solita, gracias a Dios y la Virgen. Y sigo firme con mis principios.»

Custodio se tapa una oreja con el ala derecha. Con la izquierda, la despeina.

De pronto, Antonia sacude su melenita plateada, como espantando una mosca antipática:

«Hijos y nietos…Amigos…Tanto penar para que estuvieran cerca… Digan que yo soy fuerte y no los extraño para nada. Cada uno en su casa y Dios en la de todos…»

¡Ay, Diosito!..¡Qué cruz con esta mujer! Ayudame, por favor…

Entonces Antonia nota que los que salen del banco no parecen fastidiados. Muchos se saludan, ríen y se van en grupetes… A comer un pancho, tal vez…Docentes jubilados de la misma escuela…Abuelos apoyados en algún brazo joven…Parejas de novios nacidas en los Centros de Jubilados… 

«¡Bueno…! ¡Mirá vos!  ¡Al final son más vivos! ¡Aguantarse el solazo y armar un picnic feliz…!  ¡Se la rebuscan con la misma jubilación!» …

Custodio se le sienta al lado y con una de las plumas le seca una lagrimita. Gracias, Señor … ¿Viste que los MMC no son todo?

 «Digan que yo soy muy paciente con la vida y sus contratiempos… Con todo lo lectora y pensante que soy... Tal vez, algo estoica y huraña… Pero, con estos tiempos…»

El suspiro resignado de Custodio se confunde con el ruido del tráfico y el alboroto de los que se dispersan después de cobrar,