jueves, 14 de octubre de 2021

ALBORADA

 Reto de Territorio de Escritores

Tan platinada y fría

como una vieja meretriz sin limerencia,

la luna se ha arropado en  la penumbra,

cansada, adormilada, casi ciega.…

Con su escalpelo longitudinal, ya el sol revela

las siluetas  ocultas de los bosques,

desde  el Este pintado de magenta;

y  en la brillante honestidad de su rutina,

desde la eternidad profunda,

despierta  ruiseñores en la aurora ,

le regala aceitunas al olivo,

y una caricia tibia

a  los restos de mármol de un asiento.

Se ha sentado  un  pastor, con su rebaño;

me saluda y me brinda en la colodra

la tibia leche del reciente ordeñe;

cerca de él  van triscando  trece ovejas.

«¿Trece son, pastorcito? ¿No te aqueja

la triscaidecafobia de la gente?

«Trece son, sí señor,  no tengo miedo.

En verdad, lo que ha dicho no lo entiendo.

Soy rústico pastor; mi corazón está en sosiego.

Y agradezco al contar tantas ovejas

la generosidad de la naturaleza».

 

Sinfonía Pastoral


Primero es el silencio, y el telón cerrado. Después se va corriendo…despacito. Hay un rubor celeste, rosado, amarillento… una delgada línea blanca que se vuelve dorada.

Y hay un punto de sol, que va creciendo;  y mientras  se levanta,  rojo , majestuoso,  dibuja la alborada con su lápiz mágico. Despreocupado y feliz, chispea en las copas de los sauces.  Entonces, de uno en uno, pían despacito los jilgueros,  mientras el sol baila cuesta abajo por los troncos, hacia los pastos, el arroyo  y las cuevas; y cuesta arriba pinta el cielo de azul claro, y más y más intenso.  

Por ahí, ha balado un ternero,  y el agua balbucea entre las piedras.  Y suena el xilofón  de alguna iguana, corriendo entre los churquis.

Un tenue sostenuto del pícolo… un crescendo…  y de improviso, estalla la orquesta: coros de trinos, en las flautas…  mugidos y balidos largos, de saxos y de trompas … timbales, en la primera cabalgata de la manada y el ladrido de los perros.

  Un silbido bajito, de zamba o chacarera; el primer mate; una canción a media voz,  mientras el maíz cae en arpegios en el remolino de plumas y cacareo ;  el primer pastoreo del rebaño, suena como un tambor adormecido, acariciado por la baqueta.

Ya es pleno día.

Metal de una campana  sencilla y remota;  ostinato de un chico que juega a la pelota.

Y un piano, dulce, en la voz de un bebé que se despierta y llama. 

domingo, 10 de octubre de 2021

DIVAGACIONES SOBRE POLVO DE ESTRELLAS


"Estamos hechos de polvo de estrellas. Somos polvo de estrellas que piensa acerca de  las estrellas. Somos el medio para que el Cosmos se conozca a sí mismo.”

—¡Jua, jua, jua! ¡Jua, jua, jua!

Los dioses panzudos bailotean un hula-hula, a menudo que les llegan los ecos  de Carl Sagan mezclados con el humo de las guerras y los incendios, y el rugir de las eras que sepultan especies. Quietecito, calmo, el Dios del Amor, prepara velitas y ángeles de la guarda...  Y espera...

— ¡Son el medio para que el Cosmos se conozca a sí mismo!¡Jua, jua, jua! ¡Si no pueden conocerse ni  reconocerse!…

Y mientras estallan sus carcajadas, y se zangolotean con un cubilete en las manos, las estrellas se descascaran. En la lluvia de desechos viajamos nosotros, los astronautas.

—¡Ahí va otra flota ! ¡Bendiciones para ustedes! ¡Son nuestros hijos! ¡Son poderosos!

El Dios del Amor, sonríe y espera. Él agrega otro componente a los minerales del polvo cósmico; una caricia y una velita.

***

Fuimos  hechos en ”un polvo”…  Singular, único… Cuando otros dos astronautas mezclaron los ingredientes sin medirlos, ni calcular el resultado. Mientras,  los dioses tiraban sus dados y caía más polvo desde las estrellas. En nosotros se encendió la velita; la sonrisa primigenia: la Esperanza. 

Solamente, había que mantenerla prendida, 

Pero no sabíamos muy bien qué era. Y no la necesitábamos. 

Nosotros, los gigantes, los poetas del amor y de los sueños… Nosotros,  los genios que timoneamos el devenir  desde la ciencia… Nosotros, que decidimos, desde nuestra actitud, la vida en el mundo,  estábamos confundidos: no somos Lo Absoluto.

Convivimos con los otros astronautas; los que nos proveían y sostenían...

  No nos dimos cuenta de que el resto de la flota, palmeras, dinosaurios, flores, gatitos, piedras, peces, rocas, zanahorias… tampoco eran absolutos.  

***

Arden los campos y los bosques;  y sucumben  las ciudades.  El fuego, (o una pandemia, o la depresión, o… ) avanzan sobre nuestras creaciones, y nos tiran del podio.

Y en medio de las ruinas, buscamos  la respuesta en las estrellas…  desde las que siguen partiendo hacia la nuestra, millones de astronautas imprevisibles: justos y pecadores… ingenuos y atorrantes…marcianos o venusinos…mansos o agresivos...  nutritivos o venenosos, ¿Quién es más que quién? 

Los dioses siguen de juerga.

 En un rinconcito de nuestro corazón, lloramos desesperados, angustiados. El Dios de Amor, El Ingenuo, nos espera hasta que pasa el berrinche Después, ya con la cara lavada, nos prende, otra vez, la lamparita de la Esperanza.


 

.



 

 

sábado, 9 de octubre de 2021

SOMOS POLVO DE ESTRELLAS




Somos polvo de estrellas… Ya lo dijo Carl Sagan:

“El nitrógeno en nuestro ADN, el calcio en nuestros dientes y huesos,  el hierro en nuestra sangre, y el carbono en nuestras tartas de manzana, fueron hechos en  el interior de dos estrellas que chocaron…”

Somos polvo de estrellas... El sentido común, la personalidad, las vocaciones, se irán formado, supongo, en aleaciones azarozas de los elementos vitales. Astronautas que sueltan los dioses cuando sacuden sus dados; astronautas a la deriva... Y ellos apuestan por si seremos flores o dinosaurios, o humanos terrícolas o marcianos... O se van a dormir la mona,,,

 “Estamos hechos de polvo de estrellas. Somos polvo de estrellas que piensa acerca de  las estrellas. Somos el medio para que el Cosmos se conozca a sí mismo.”

Y finalmente aterrizamos en alguna instancia del Cosmos. Nosotros, los gigantes, los poetas del amor y de los sueños… Nosotros,  los genios que timoneamos el devenir  desde la ciencia… Nosotros, que decidimos desde nuestra actitud, sobre la vida en el mundo. Nosotros, convencidos del poder de nuestros lazos familiares con los dioses. creadores, ordenadores, depuradores. 

Pero nuestro testimonio es caótico.

Cada quien fue hecho en ”un polvo”…  Singular, único… Cuando otros dos astronautas mezclaron los ingredientes sin medirlos, ni calcular el resultado. Mientras  los dioses tiraban sus dados y caía más polvo desde las estrellas. Ellos se estremecian en carcajadas jugando a adivinar si seríamos margaritas, dinosaurios, piedras

Yo soy uno de tantos astronautas lanzados a la vida para ser un pretencioso testigo de Lo Absoluto.  Soy Polvo de Estrellas, pero no sé que significa Lo Absoluto, Ni siquiera me entusiasma sembrar una cebolla, cuando hay tantas y faltan tantas.

¡Polvo de estrellas! ¡Qué bonito suena! Es una campana impertérrita que garantiza nuestra supervivencia como humanos…Favoritos de los dioses…  

Arden los campos y los bosques;  y sucumben las ciudades. nos falta el agua y las abejas; nos sobran inventos,

 El fuego, (o una pandemia, o la guerra, o la depresión, o… ) avanzan sobre nuestras creaciones, y nos tiran del podio.

Y en medio de las ruinas, buscamos  la respuesta en las estrellas…  Allá los dioses siguen sus partidas compulsivas y franelean con las  estrellas ... Llueve el polvo y  siguen partiendo hacia  nuestra estrella , y desde esta,  millones de astronautas imprevisibles: justos y pecadores… ingenuos y atorrantes; gente, flores, gatos…¿Quién es más que quién? 

 

 

TOPOS EN LA BIBIBLIOTECA DE LOS SUEÑOS

 

 Una batahola estridente pulverizó  el silencio pulcro de la bibiblioteca del abuelo. Y su dueño sonrió benévolo bajo sus bigotazos. «¡Qué podía esperarse de estos chicos! »

A él también lo llamaban Topo. ¡Cuántas horas en esa biblioteca, develando los entresijos de la humanidad! ¡Y cuántas mañas secretas!  

Laura y El Topo invadieron el pasillo de la derecha. Sus patines trazaban surcos dolorosos en el parket.  Gritaban como energúmenos  en la cancha de fútbol.

¡No, no te me vas a escapar, chinita desgraciada!

—¿A que sí, pavote? ¡Topo chicato!¡Topo chicato! 

Y en su risa tintineaba la secreta sabiduría de la adolescencia.

Adolfito, El Topo, era bastante más lindo y astuto  que un topo convencional. Sujetó bien sus anteojazos,  giró sobre sus patines y encaró en diagonal, hacia la izquierda, entre los sillones de cuero, para cortarle camino.

Y alcanzó a su prima…

Mejor dicho, al borde de su melena teñida de fucsia.

La sostuvo, tironeando como si fuera una rienda y la apretó contra su cuerpo.

Y con el envión de los patines aterrizaron sobre una poltrona María Antonieta forrada en raso carmesí.

Los libros meditaban, apretaditos en sus filas estrictas:

«¡Lo que habría disfrutado aquella reina, en su momento! ¡La misma poltrona en la que el circunspecto abuelito leía sus sesudos tomos de filosofía!»

Desde la izquierda, revolotearon una risitas: «¡O se despachaba a gusto con alguna mucama!»

Y entretanto, la reina siglo XXI chillaba y se retorcía… y reía a carcajadas: “No, no, no. ¿Qué hacés? ¡No seás asqueroso!”

Él susurraba;  y revolvía adolescentes intimidades secretas.

Y los dos jadeaban en la pugna ancestral de la pareja humana. Y se relajaban, en la cómoda elegancia del mueble.

Rígidos y oscuros,  los libros  de la derecha manifestaron su indignación ante tamaña grosería. Chispeaban las letras doradas de sus lomos.

Pero los de la estantería izquierda, los de tapas de cartones brillantes y hojas ásperas… ¡Cómo se divertían, los muy pillos con este sainete inesperado!   

lunes, 27 de septiembre de 2021

La jaula de las locas

 The Birdcage (Una jaula de grillos en España, La jaula de los pájaros en Argentina y La jaula de las locas en el resto de Hispanoamérica) es una película estadounidense, estrenada el 8 de marzo de 1996 y dirigida por Mike Nichols con adaptación de Elaine May al guion original. Se trata de un remake de la película franco-italiana La cage aux folles de 1978, que a su vez, está basada en la obra teatral homónima.

LA JAULA DE LAS LOCAS

El reloj de la torre anunció la medianoche.  Las campanas sonaron opacas, tan asustadas como los pobladores que se encogían en sus dormitorios. Y renacían los miedos.

El silencio polvoriento se llenó, de pronto de carcajadas y gritos.

Ahí  adentro, las locas estarían recorriendo  todos los ambientes; se perseguirían para  empujarse en pasillos y escaleras.

 Sin duda, en el aire que olía a sulfuro y a rosas viejas, sus huesos marcarían el ritmo de centenarias gavotas y minuets.

Las locas… Era cierto, sin duda. Aquellas preciosas princesas ¿de Versalles, tal vez?, sacudían sus esqueletos y jugaban a la pelota con  sus cabecitas degolladas. Y sus túnicas impalpables se deshacían sobre los muebles carcomidos.

¿Pedían justicia? ¿Alardeaban de sus privilegios? ¿Se vengaban  con el terror que desataban desde los siglos?

De pronto, el reloj se reactivó y cantó las cuatro. Ya iba a amanecer.

Y las locas se disolvieron en las alfombras y en las cortinas, antes de que cantaran los pájaros.

UN pastorcito arreaba su majada, y se persignó frente al  viejo manicomio. El palacete se borroneaba bajo la pátina del tiempo y la desidia.

viernes, 20 de agosto de 2021

MEMORIAS


Noche de Pascua. La  aldea estaba de fiesta  “Resucitó”, era el mantra; por fin se podía cantar y bailar y comer lo que fuera. Y gozar de los cuerpos jóvenes curtidos en los campos. 

Los campos… Unos terrenos desparramados por donde lo habían ido disponiendo los ancestros. Los de él y los de ella… Las dotes de bodas concertadas y no siempre deseadas. 

Las tierras y los hijos eran el futuro estrecho y doloroso que mostraba la vida… “lo que Dios quiere”, …”ganarás tu pan…”; “parirás tus hijos...”.

Pero esta era una noche venturosa. Corría el vino y volaban las coplas, cada vez más audaces y ardientes; y  se relajaba la vigilancia de padres y vecinos. Con mayor o menor donaire, todos danzaban y empinaban las botas para que se borraran los presagios y resucitara la alegría; hasta el viejo cura zarandeaba una pandereta y saltaba en torno a algunas beatas audaces.

En algún momento,  en el frenesí de la fiesta, se escaparon Carmen y Lorenzo. Como lo habían hecho durante toda la Cuaresma, los muy villanos se arrumacaron  junto al río a la sombra de los mimbres. Los requiebros y suspiros, los siseos de la ropa. los jadeos, rompían el silencio de los pájaros dormidos.

Pero alguno debe de haberse despertado y les aleteó la alarma a los padres, al cura y a todos los viejos vecinos. Las amenas muñeiras se rompieron en gritos desaforados y carreras tambaleantes. 

¿Un descuido imperdonable en un par de viejos? La niña ya tenía veinte años; era bonita, pero  iba para solterona. Así y todo,  no serían sus padres quienes la dejaran a su aire con ese libertino de Lorenzo, un paria sin patrimonio; aunque trabajador, hay que decirlo.  

El vino y los años (y los amigos de los fugitivos), conspiraban a favor del amor, la única resurrección de los humanos. No llegaron a encontrarlos juntos.

Hubo un revoloteo de refajos y calzas. Y cada cual apareció en el camino, por distintos puntos, con aire inocente, pero igualmente agitados.

Carmen quedó recluida y sollozante en la casa paterna. Lorenzo fue puesto bajo la custodia del cura que lo tuvo plantando cebollas y papas en el huerto de la capilla. 

Y al otro mes… Hubo que casarlos…  Ý contactar con parientes que ya habían emigrado. Y subirlos como fuera, al primer barco. Un nuevo mantra regía la vida en aquel entonces: América.

Asi llegaron mis abuelos a mi país. Mi mamá ya venía con ellos.

MEMORIAS

Noche de Pascua. La  aldea estaba de fiesta  “Resucitó”, era el mantra; por fin se podía cantar y bailar y comer lo que fuera. Y gozar de los cuerpos jóvenes curtidos en los campos. 

Los campos… Unos terrenos desparramados por donde lo habían ido disponiendo los ancestros. Los de él y los de ella… Las dotes de bodas concertadas y no siempre deseadas. 

Las tierras y los hijos eran el futuro estrecho y doloroso que mostraba la vida… “lo que Dios quiere”, …”ganarás tu pan…”; “parirás tus hijos...”.

Pero esta era una noche venturosa. Corría el vino y volaban las coplas, cada vez más audaces y ardientes; y  se relajaba la vigilancia de padres y vecinos. Con mayor o menor donaire, todos danzaban y empinaban las botas para que se borraran los presagios y resucitara la alegría; hasta el viejo cura zarandeaba una pandereta y saltaba en torno a algunas beatas audaces.

En algún momento,  en el frenesí de la fiesta, se escaparon Carmen y Lorenzo. Como lo habían hecho durante toda la Cuaresma, los muy villanos se arrumacaron  junto al río a la sombra de los mimbres. Los requiebros y suspiros, los siseos de la ropa. los jadeos, rompían el silencio de los pájaros dormidos.

Pero alguno debe de haberse despertado y les aleteó la alarma a los padres, al cura y a todos los viejos vecinos. Las amenas muñeiras se rompieron en gritos desaforados y carreras tambaleantes. 

¿Un descuido imperdonable en un par de viejos? La niña ya tenía veinte años; era bonita, pero  iba para solterona. Así y todo,  no serían sus padres quienes la dejaran a su aire con ese libertino de Lorenzo, un paria sin patrimonio; aunque trabajador, hay que decirlo.  

El vino y los años (y los amigos de los fugitivos), conspiraban a favor del amor, la única resurrección de los humanos. No llegaron a encontrarlos juntos.

Hubo un revoloteo de refajos y calzas. Y cada cual apareció en el camino, por distintos puntos, con aire inocente, pero igualmente agitados.

Carmen quedó recluida y sollozante en la casa paterna. Lorenzo fue puesto bajo la custodia del cura que lo tuvo plantando cebollas y papas en el huerto de la capilla. 

Y al otro mes… Hubo que casarlos…  Ý contactar con parientes que ya habían emigrado. Y subirlos como fuera, al primer barco. Un nuevo mantra regía la vida en aquel entonces: América.

Asi llegaron mis abuelos a mi país. Mi mamá ya venía con ellos.


jueves, 19 de agosto de 2021

Madurando

Vos podés- me dije.Y me eché a la espalda
todos los proyectos.
Y pinté en mi cara la mejor sonrisa,
y activé mis pies cual si fueran pétalos
sueltos en la brisa.

Delante de mí, se abría la vida.
Me sobraba el tiempo, toda la energía.
Liviana mochila de espuma de sueños
sostuvo mi vuelo,
hasta que en la esquina…
encontré a  la gente.
La gente concreta,
la que también sale a volar quimeras;
la que necesita no sólo mi espacio, 
también mis oídos,  
mis manos, mi aliento.
O  queda , de pronto, desnuda de ideales,
y solo pretende
que la deje quieta, dormida, cansada,
justo en mi camino, tan dulce y liviano
que ya se ha deshecho.
Ya es hora
De echar  a la espalda las piedras más duras,
Las frutas amargas,
Para que cimenten
Este nuevo vuelo que emprendo en la vida,
Con otra mochila: la de la experiencia.
Prudente, serena, activa, paciente.
Tú puedes, me digo, y avanzo sonriendo.



miércoles, 11 de agosto de 2021

Guardar un secreto

Guardar un secreto

Nunca había tenido secretos dignos de guardar. Nada había sucedido, que cambiara demasiado mi vida de buena chica, responsable, cariñosa  y obediente.

Pero lo que vi esa noche por la ventana de mi pieza, fue muy especial. ¡Quién lo diría! ¡Jamás lo hubiera imaginado de esta gente tan cercana y honorable! ¿De modo que así era la cosa?

¿Y qué me importaba, después de todo?

Me dispuse a guardar el secreto.

Pero mi sonrisa burlona ante sus consejos patriarcales… la tensión soberbia de mi cuello y de mi espalda cuando me acariciaban… la mirada acusadora…  eran como un tañido amenazante  que viajara desde lo más profundo de mí misma hacia ese cariño de bijouterie barata que nos vendían.

No faltó quien lo notara.  Me pasó lo mismo que cuando hago una comida muy condimentada: hay tantas pistas en la casa… 

Quien más, quien menos, todos tratan de adivinar… Y preguntan. Y no les gusta quedarse sin respuestas. Y espían. Y acechan… Entonces, les sirvo un estofado que huele parecido, y todos contentos.

Yo me siento poderosa y sigo guardando mi tesoro… ¿Quién sabe si, en una de esas, se

 transforma en mi varita mágica?

O me lo llevo a la tumba, como mi abuela se llevó el suyo. ¡Pobrecita! ¡No entendí nada de su farfulleo! ¡Solamente que me amaba y confiaba en mí.

martes, 8 de junio de 2021

La Niña Milagrosa



—¡Lástima que sea  tan traviesa  e indisciplinada! ¡Con decirle que espía por la verja del claustro!

—  cuchichearon  Sor Josefa y  Sor Martirio.

—Es Culpa de esas canciones profanas y eróticas que se aprenden en la televisión. Pero  ya estoy  formándola; debe usar su voz para alabar al Señor.

—¡Los Misterios del Señor!— suspiró la Superiora.—En la música vuela el alma noble de los seres humanos.

“Doona, noobis, paaaacem, pacem”... cantó Normita, con las manos al cielo y los ojos cerrados.

Un hálito místico aleteó en las velas del altar. El incienso adormecía sus efluvios en los tapices y en los reclinatorios. Las últimas sílabas de la plegaria temblaron sutiles, ansiosas, confiadas.

—Sor Bernarda… Sor Bernarda… ¡Esta niña es milagrosa!

—Es sublime, Reverenda Madre. Vea usted cómo tiene en suspenso a todas las alumnas, con su voz  vibrante, sincera…

— ¡Y qué latín tan perfecto! ¡A Cappella!  ¡A los diez años!

Sor Martirio ordenó a las pequeñas feligresas que se postraran en adoración;  y Sor Bernarda  con pasitos tenues, para no romper el éxtasis, se acercó a Normita y la invitó a arrodillarse frente  al  Sagrario.

Pero algo chasqueó en su cabeza y empezó a temblar.

Y, de pronto, la niña milagrosa lanzó un aullido oscilante y disonante;  un Do 4, de 7 tiempos de compás de amalgama. Sus trenzas se desataron rebeldes en la cabeza.  Su cara aparecía distorsionada, cejijunta,

 De alguna parte del cielorraso venían bajando unas guitarras eléctricas, unas baterías aterradoras  y unas tijeras diligentes que recortaron hasta la ingle todas las primorosas y discretas polleritas del uniforme. 

Sor Bernarda retrocedió aterrorizada. Normita convulsionaba, montada en su Do4, mientras las otras niñas marcaban el ritmo atípico y visceral,  zapateaban sobre los bancos del coro y trajinaban eficientes, con los instrumentos y los estribillos:

—¡Yeeeaaa! Yeeaaa!

¡Ahí vienen las monjas, no quieren  bailar!

Y como estoy "rock and roleandooooo"

soy la diabla del lugar!"

 "Me asomé al patio del claustro.

 Con asombro  descubrí:

las monjas  no usan bombachas

de seda o de plumetí."

"Yeeea yeeea

Lo sé, los vi…

Sé que  usan unos calzones,

largos como pantalones

para cubrir el cu…tis.

 Jijijí. Jiiiií"

Los tomacorrientes echaban humo. Las otras Hermanas habían desaparecido.  La Madre Superiora lanzaba baldes de agua bendita desde un tragaluz, y el cortocircuito parecía inminente.

***

Sor Bernarda se sentó, de repente, en medio del patio, sobresaltada, con el hábito empapado, dolorida  por el cachetazo con que la Superiora la hizo reaccionar.

—¡Sor Bernarda! ¡Usted nos matará a disgustos! ¡Sabe que no debe atosigarse de chocolate; que le sube la presión y se desmaya!

Las alumnas se apiñaban junto  al mástil, derechitas, respetuosas, con sus polleritas al borde de las medias tres cuartos y los mocasines marrones.

Y en la fila zigzagueaba el chismorreo:

—¡Bien merecido se lo tiene! No me deja cantar más que los Salmos y la Misa! En el coro, no, porque le canté un rap la otra mañana.

—¿Le diste el chocolate con peyote que te dio tu primo?

—Lo dejé caer, de pasada a la Capilla. Venía detrás de mí. La muy glotona se lo comió durante la misa.

Sor Josefa palmeó para dirigir el Himno de la Juventud, con el que se despedían diariamente.

“Juventud, bulliciosa caravana/ llama viva que enciende el ideal.

Nuestro paso saludan las campanas/juvenil encarnación de claridad…”

Hasta mañana, señoritas. Dios las bendiga  y las mantenga alejadas del mal

jueves, 20 de mayo de 2021

POR UNA ZAMBA


Y es que yo soy un pazguato, neutral y rudimentario…

Para bailar, no me animo; y me quedo en el amago.

Y si no tengo, reinvento, alguna antigua lumbalgia.

Lo que sé es que los celajes de tu enagua juguetona,

lanzaban iridiscencias, espantaban somnolencias,

y encendían mis afanes.

De pronto, sin compasión, se agitaron  los arpegios

los pañuelos, tus pestañas…

´Y me encontré frente a vos en la zamba  sugestiva,

mi vacuna sanadora,

Y demolió lo soberbio  con su ritmo nemoroso.

Me embelesó tu sonrisa, que me invitaba al cortejo.

 ¿Neutral? ¿Quién podía serlo

con tu ingenua picardía para mover el pañuelo?

Anudé  el mío a tu cuello, y  fue nuestro primer beso.

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CIERTAS REALIDADES


—No es que sea un soberbio haragán— pensaba la Roberta—Lo mata la lumbalgia

El Emilio sufría de una lumbalgia pertinaz, psicosomática, que se le desataba, sí o sí cuando algo pronosticaba “trabajo”. El pobre quedaba indefenso en su catre, sumido en una somnolencia nemorosa. Sin embargo había una vacuna para su mal: los carnavales. Cuando el ritmo de las murgas  le sacudía sin compasión los pies y las caderas, el  Emilio se embelesaba con las enaguas puntilludas y perseguía las iridiscencias turgentes de los blusones floridos.  El pazguato se reinventaba en el candombe.

Así lo conoció la Roberta, y fue su mujer desde que él se la llevó a su rancho después de la bailanta.  La Roberta lo siguió porque era su hombre, aunque no hubo ninguna boda. Y porque le gustaban las cosquillas del bigote.

—¡Cómo sabe hacer “las cosas”! Sin mucho merengue. Tiene ganas y basta… Total, en cinco minutos…”

Al otro mes se convenció de que el Emilio era muy creativo: ya venía un hijo.  Y también descubrió que él era neutro ante la ternura y  la cooperación.  E incapaz de conservar unos pesos. De alguna manera, se le convertían en ginebra.

—Tampoco es malo, el Emilio. Nunca me pegó demasiado.

Y aunque  no la había llevado más al pueblo, le había cavado el pocito donde iba a nacer el gurí. Y le dejó listo el cacharro del agua, por las dudas.

Cuando  sintió que se aproximaba el parto,  junto  a la rudimentaria fogata,  la Roberta ”puso el agua”, se curvó dolorida, y tosió, envuelta en los celajes grises y ásperos del humo.

Después, acuclillada sobre el pocito, se entregó a los ritos ancestrales de la maternidad.

No lo llamó, ni lo pensó  mientras pujaba y jadeaba. “Cosas de mujeres”. Soltó un grito largo y agónico. Suspiró, y miró.  Era una niña;  una niñita inerte que nunca lloró. La Roberta, sí.  Lloraba mientras la tapaba en el pozo; mientras volcaba sobre el fuego, el agua inservible.

—Tuviste suerte, negrita. Así es la vida para nosotras, las mujeres.

Desde el pueblo llegaban los repiques del carnaval.

domingo, 16 de mayo de 2021

UNA CHAQUETA INSUFRIBLE


 

Eduviges se refugió en el huerto.  Su precioso vestido de novia hubiera centelleado entre las cebollas y los zapallitos, pero una nube oscura  la protegió.

—¡Edu, Edu querida! ¡¡Eduviges, por favor danos una señal!

Desde la abuela hasta el Obispo, todos la llamaban. En vez de oir las voces cariñosas y afligidas, ella percibía una dureza cuadrada que invadía el ambiente.

—No… no… No, Pedro—sollozaba. 

Y el corro de buscadores seguía su preocupada tarea.  

—¡Se me soltó del brazo y salió corriendo!— lloriqueó el papá.

—¡Justo cuando sonó la Marcha Nupcial y entró el Señor Obispo!

—¡Ay, no, no!. ¡Qué vergüenza!—musitaba la fugitiva—.  Y no puedo volver así como así. Toda ajada y vomitada. ¡Y cómo les digo!

La nube se corrió, de pronto .

—¡¡¡Ahí está!!!! ¡¡¡ ¡Ya voy, amor¡!!!— gritó Pedro, mientras corría sobre las acelgas.

—¡¡¡No, Pedro!!! ¡¡¡No sigas!!!

—¿Es que no me amas?

—Sí—gimoteó la novia—. ¡¡¡Pero quítate esa chaqueta con esos botones!!!  ¡¡¡Tírala lejos de mí!!!

—¡Oh, loca descocada!—murmuró una beata del coro—. Quiere desnudar al marido antes de que se case.

—¡¿Qué tiene la puta chaqueta?! ¡Ofendes a este Santo Sacramento, —rugió el prelado—-

Eduviges estaba como en trance. Revoleaba los ojos y se retorcía las manos.  “Botones cuadrados--- Botones cuadrados…¡Noo! ¡NOO!”

 De pronto, bisbiseó la novia:  “¡SÍ, SEÑO DE JARDÍN!  ¡ODIO LOS BOTONES CUADRADOS!” Y se  desmayó sobre los hombros descamisados de Pedro. ¡Hasta se quitó la camisa, por las dudas!

 

Inspirada en la koumpounophobi. Esta afección se manifiesta, por lo general, como aversión a los botones de arranque de maquinarias o dispositivos.